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Test drive

Prueba Citroën C4 Lounge

Manejamos 4.000 km sobre el nuevo sedán de la marca.

Prueba Citroën C4 Lounge

En Autocosmos decidimos viajar desde Buenos Aires hasta Tilcara y para ello pensamos cuales serían los vehículos ideales para hacer el trayecto de 4.000 km (ida y vuelta). Las bases eran simples, pero difíciles de conjugar, debía ser un vehículo confortable, espacioso, seguro, rápido y de bajo consumo de combustible. Un SUV hubiera sido la mejor opción, pero no hubiera sido tan eficiente en el último requisito, así que nos volcamos por una de las últimas novedades de nuestro mercado, el nuevo Citroën C4 Lounge en versión 1.6L HDi. ¿Habremos elegido bien?

 

Técnica

El nuevo sedán que Citroën produce en Argentina, hereda gran parte de la plataforma del C4 anterior, pero conjugada con muchos componentes del DS4 (estética, interior, equipamiento) y un buen trabajo en elementos como suspensiones e insonorización. Sobre el motor podemos decir que genera 110 CV, una cifra no exuberante pero respaldada por 240 Nm de torque, el mismo que su hermano nafta 1.6L turbo.

 

Diseño

Al recorrer tantos kilómetros sobre el auto solo apreciamos su carrocería cuando parábamos a cargar gasoil o a sacar fotos del paisaje (varias veces con el auto incluido). Lo bueno es que al bajarnos, lo que vimos nos gustó. El C4 Lounge tiene prácticamente el mismo frontal que el DS4, pero cambia la gráfica de parrilla y paragolpes, aquí en lugar del gran paréntesis formado por marcos cromados, tenemos líneas horizontales que refuerzan el ancho del sedán.

El estampado es elaborado y atractivo, solo llama la atención el remate de las ventanillas laterales traseras, inspirado en modelos históricos de la marca como el estrambótico SM de los 70s. La parte posterior combina elementos poco personales como las luces de formato oriental con la luneta cóncava, otro clásico de la marca que le confiere ese estilo avant garde propio de Citroën.

 

Interior

La calidad del interior es realmente buena, muy DS4, con plásticos suaves al tacto, que por momentos parecen blandos, pero con una sensación de buena terminación y solidez general, en parte también a la escasa cantidad de juntas en el tablero. Solo en sectores donde se empalman plásticos inyectados con duros (bocas de ventilación, climatizador, etc.) falta algo de precisión.

El diseño en general entrega un buen aire de calidad moderna. Detrás de volante de aro grande se esconde un cuadro de instrumentos como el del DS4, con pantalla multifunción muy útil en el centro del velocímetro (Trip A y B, consumos, indicaciones del Navegador, música, etc.) y sistema de iluminación que permite cambiar entre tonos desde el blanco hasta el azul.

En ruta, el GPS fue un verdadero aliado y además de indicarnos correctamente como llegar, nos permitió ir analizando nuestro progreso y ritmo junto a la computadora de a bordo. La única queja, es que cuando el sol está bajo y atrás, se dificulta visualizar la pantalla de 7”. Si bien preferimos un sistema táctil, con un poco de tiempo (que sobró en este viaje) fue fácil aprender a operar sus funciones sin recurrir al manual.

 

El viaje

La posición de manejo es buena, con volante regulable en altura y profundidad, butacas cómodas y de asiento largo, que en el caso del conductor se puede bajar bien y tiene la punta hacia arriba, mejorando el trabajo con la pedalera. Todo esto permitió hacer “sprints” de 600 km y bajarse con la espalda en perfectas condiciones. Además, la cabina está muy bien insonorizada y hay mucho espacio tanto adelante como atrás.

Si bien el motor tiene una respuesta pobre por debajo de las 1.500 rpm, hay que destacar el punch que ofrece el torque del HDi, que permite pasar camiones de manera rápida y segura. Los frenos responden bien, la dirección no es muy comunicativa, pero tiene buen tacto y se endurece correctamente en velocidad.

El calibrado de las suspensiones se nota enfocado hacia el confort, algo que nos anuncia el volante de aro grande, pero el C4 Lounge no descuida la estabilidad que se demostró muy buena a toda velocidad. Aprovechando el camino que une Purmamarca con las Salinas Grandes, un serpenteante hilo de asfalto en trepada hasta los 4.170 metros sobre el nivel del mar, pudimos ver que este sedán tiene mucho agarre (por obvio instinto de conservación no llegamos a hacer entrar en acción al ESP) y en trepada aprovecha muy bien el torque diésel para apurar desde una curva cerrada hasta la próxima. No es un deportivo, pero cualquier conductor promedio con algo de juicio se puede divertir al volante conservando amplios márgenes de seguridad.

Pasando la Salina, decidimos seguir la marcha hacia Susques, un diminuto pueblo del NOA, y allí tuvimos la oportunidad de toparnos con la Ruta 40, así que decidimos hacer unos kilómetros. En tierra y ripio, comprobamos que las llantas de 17” con caucho de perfil medio bajo (215/45) no son la mejor opción para un auto con suspensión trasera semi independiente, pero sin salir del área de confort ni los golpes secos típicos del anterior C4 Sedán. Sobre ripio además, pudimos ver como el Control de Estabilidad (ESP) sale a salvar la situación cuando intentamos jugar un poco a ser Loeb, pero sin tener su talento.

Respecto del consumo, llevado con calma en ciudad no llega a los 10L/100 km, lo cual es muy bueno, pero en ruta es espléndido con un consumo promedio de 6.9L/100 km a 99 kmk/h de velocidad media.

¿Es todo perfecto? No, particularmente hay tres cosas de la tecnología Citroën que suenan excelentes, pero no son tan prácticas en la vida real. El control de velocidad crucero tiene 5 memorias para pre-setear velocidades deseadas, pero es imposible usarlas, al menos sin leer el manual. El sensor de punto ciego, que indica la presencia de otro vehículo donde el espejo no llega, es excelente en ciudad, pero en la ruta, de noche y con lluvia, se encendía aun estando solos en el camino. Por último, el limpiaparabrisas automático se activó más de una vez solo en un día soleado.

 

Conclusiones

El nuevo C4 Lounge es un gran auto, prueba de eso es nuestro recorrido ida y vuelta Buenos Aires-Tilcara de 4.000 km, que transcurrió rápido, seguro y en gran confort. LA versión turbodiésel (HDi) nos entregó además un consumo muy bajo para un promedio de velocidad muy bueno. Sin embargo, quienes quieran una versión nafta, por un poco más pueden obtener el 1.6 Turbo que gasta más (especialmente en ciudad) pero es rápido, refinado y hace valer cada gota de nafta.

Si estás pensando en algo con más emociones al volante, hay otras opciones ya que el C4 Lounge hace más foco en el bienestar a bordo, pero esto no significa que por eso renuncie a ser rápido, estable y seguro. Sinceramente, Citroën tiene aquí una gran opción dentro del segmento de los sedanes medianos, está en el gusto de cada uno, pero desde aquí lo recomendamos.

Pampita y el nuevo C4 Lounge

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