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Indy Lights: Esteban Guerrieri puso mucha garra, pero no alcanzó

Esteban Guerrieri fue tercero en Fontana y no le alcanzó para superar a Tristan Vautier en el campeonato, quien se convirtió en el nuevo monarca de la Indy Lights. El argentino, otra vez subcampeón.

Indy Lights: Esteban Guerrieri puso mucha garra, pero no alcanzó

La pasión como motor. Eso fue, quizás, lo que impulsó a Esteban Guerrieri en su segunda temporada en Indy Lights, la segunda categoría de monopostos de los Estados Unidos. Luchando a brazo partido, de principio a fin, el argentino puso todo en cada compromiso pero no alcanzó para alzarse con el campeonato que se definió este sábado en Fontana.



En 2011 brilló de la mano del Sam Schmidt Motorsport, y se convirtió en el debutante del año. Alcanzó el subcampeonato y en alguna medida, eso le permitió ilusionarse con el pase a la Indy Car. La posibilidad empezó a materializarse con una oferta del KV Racing, y las tratativas fueron intensas a principios de 2012 con el dueño del equipo, Jimmy Vasser.

Pero el presupuesto, ese fantasma que persigue a tantos pilotos y deportistas argentinos, se convirtió en el impedimento para dar el gran salto. Lejos de desanimarse, Esteban optó por el plan B: volver al SSM (con el apoyo de la ACTC), hacer otro torneo más en Indy Lights y, en caso de ser campeón, facilitar el camino a la división mayor.

El desarrollo del certamen para el piloto de Mataderos fue en líneas generales parejo, de acuerdo a las estadísticas de resultados finales. Si bien no logró ninguna pole position (contra las 6 que alcanzó en 2011), en 2012 subió al podio nueve veces en 12 presentaciones y nunca se cayó del Top 10, siendo su peor resultado un octavo puesto (en las calles de Baltimore en la anteúltima fecha).

Sin embargo, la victoria en Iowa por la séptima cita del torneo fue la última vez que el auto de Esteban rindió con una performance confiable y con ritmo de punta. "La Chueca" no respondió a las expectativas en los últimos cuatro compromisos, a la vez que se observó un crecimiento en la unidad de Tristan Vautier, su compañero de equipo y a la vez su principal rival en la contienda.

La ronda final en el óvalo de Fontana no fue la excepción, y aunque Guerrieri subió al podio otra vez, el auto no estuvo a la altura para pelear por la victoria. El resultado necesario era el triunfo del bonaerense, con la mayor cantidad de vueltas como líder para sumar dos puntos extra, y el francés ubicado por detrás del tercer puesto.

Nada de esto sucedió, porque Carlos Muñoz aprovechó la deserción de Sebastián Saavedra por problemas en la caja de cambios durante la vuelta previa, y dominó a voluntad de punta a punta. Guerrieri se cuidó en el lanzamiento junto al nuevo puntero, y recorrió dos vueltas a la par de Vautier hasta que finalmente el galo se hizo del segundo puesto. El colombiano se escapaba, pero la diferencia se esfumó tras un golpe de Jorge Goncalvez, que obligó a la bandera amarilla.

En el reinicio, Muñoz y Vautier se despegaron del resto, y Gustavo Yacaman y David Ostella comenzaron a acosar a Guerrieri. El Tigrillo se puso tercero, pero recibió un pase y siga por superar al argentino por debajo de la línea blanca que delimita la zona inferior de la pista. Ostella aprovechó, y con un muy buen andar se deshizo rápidamente de los pilotos del SSM para saltar al segundo lugar.

La competencia no ofreció otros matices, con un desarrollo muy lineal, y se acercaba el epílogo de la prueba. Entonces, Guerrieri decidió ir a todo o nada, y desplazó a Vautier de la tercera posición a 13 vueltas del banderazo. Pero el funcionamiento de su monoplaza no alcanzó para achicar la enorme distancia que le sacaron el líder Muñoz y su escolta Ostella. Con estas posiciones, Tristan Vautier se coronó campeón con 461 puntos, y Esteban Guerrieri es otra vez subcampeón con 453 unidades. 

Finalmente, Carlos Muñoz cruzó la línea de sentencia en el primer puesto, escoltado por David Ostella y Esteban Guerrieri. Tristan Vautier culminó cuarto, seguido de Víctor Carbone y Stefan Wilson. Bruno Palli, Oliver Webb, Mike Larrison y Juan Pablo García completaron los diez mejores en el óvalo californiano.

Pese a los resultados definitivos, con la temporada completada, no hay que dejar de destacar la producción que el abanderado nacional exhibió en Norteamérica en este 2012. Sin dudas, el hito más grande es la victoria en las 100 Millas de Indianápolis luego de partir desde la última colocación. La tenacidad fue la clave, ante la adversidad según el momento: primero la falta de apoyo económico, luego la falta de una herramienta contundente. Esa misma tenacidad que enciende la esperanza de ver el anhelo de la Indy Car por fin concretado en 2013...

Fuente: CORSA

CORSA

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