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Exclusivo: Probamos el McLaren 720S en Goodwood

Te contamos qué se siente estar a bordo de este tremendo superdeportivo británico.

Exclusivo: Probamos el McLaren 720S en Goodwood

El nuevo 720S es el primero de los McLaren de esta era que representa una segunda generación hecha y derecha. Este auto es un sustituto del 650S, que a su vez había reemplazado al pionero MP4 12C, aunque en ese caso se trató de una actualización, y en éste, un cambio profundo tan real como impresionante en su resultado.

El 720S coupé es el representante de la Super Series, y por ahora está solo ahí, sin versión descapotable, mostrándole los dientes a modelos como Ferrari 488 Pista, Lamborghini Aventador S, Porsche 911 GT2 RS y, por qué no, algunos gran turismo deportivos como el Aston Martin DBS Superleggera o el Bentley Continental GT.

Aunque son todos ellos rivales de fuste y tradición, las credenciales del nuevo deportivo de McLaren son impresionantes y explican el éxito que el modelo ha tenido en todo el mundo. Un resumen de sus números nos dice mucho de él. Cuenta con un motor V8 biturbo con 720 CV y 770 Nm de par, pesa apenas 1.283 kg: una relación de 1,78 kg/CV. Puede acelerar de 0 a 100 km/h en 2,9s, llega a 200 km/h en 7,8s, alcanza los 300 en 21,4s y alcanza una máxima de 341 km/h... un auto fantástico.

Este modelo pasó por nuestras manos en dos circunstancias diferentes. Primero lo manejamos en el circuito de Estoril, como una especie de calibración (nuestra, no del auto) antes de subirnos a girar en el Senna. Luego, en las intrincadas rutas secundarias del sur de Inglaterra, mientras asistíamos al Festival de la Velocidad de Goodwood. Hete aquí nuestras impresiones.

La nueva generación

Haciendo un poco de historia, cuando McLaren Automotive vio la luz en 2010 y lanzó su primer modelo, el MP4-12C, ofreció un paquete que no dejaba dudas: carrocería coupé de dos puertas y dos plazas, chasis monocasco de fibra de carbono, tren delantero y trasero de aluminio, carrocería de fibra de carbono, motor biturbo en posición central y tracción trasera. Esta configuración no ha variado en nada entre aquel 12C y este 720S, la quintaesencia de cualquier superdeportivo que se precie de ser tal.

Claro que la evolución es bastante monumental aunque no se note a los ojos. De hecho, la marca indica que el 91% de las piezas del 720S son nuevas en relación con el 650S, muchas de ellas derivadas del P1.

Si bien el motor V8 4.0 L biturbo pareciera ser una evolución del V8 3.8 L anterior, ofrece no sólo una carrera más larga, sino también canales de admisión recortados, turbinas de aleación de titanio y aluminio, y una electrónica nueva que busca mantenerlos girando el mayor tiempo posible. Mediante esto hora eroga mucha más potencia, la curva de torque es más pronunciada aún y la respuesta al acelerador es todavía más inmediata.

Ocurre lo mismo con la suspensión activa: tiene un concepto y un funcionamiento similar al del 650S, pero la geometría adelante y atrás es distinta y, por ende, los componentes físicos cambiaron. Y ahora, por supuesto, es casi 20 kg más ligera que antes. El monocasco central sigue siendo de una pieza fabricada en fibra de carbono, pero el 720S toma el Monocage II del súper auto P1, que tiene dos grandes diferencias respecto del Monocage I del 650S, ya que recorta la parte inferior para simplificar el acceso al auto e integra el techo.

Esta nueva estructura incrementa la rigidez estructural y, por supuesto, rebaja el peso en 20 kg respecto de su antecesor. No solamente eso, ya que permite utilizar un nuevo diseño de puertas denominado dihédricas, ancladas en el mismo techo en lugar del pilar A, mejorando sustancialmente el acceso al habitáculo.

Otro punto a destacar es que permite diseñar los pilares traseros más angostos que recuerde en un auto, mejorando sustancialmente la visibilidad hacia atrás, algo normalmente mal resuelto en todos los deportivos de este tipo.

Furia y pasión

El diseño del McLaren 720S es hermoso, con un interior compacto y un fuerte componente aerodinámico que explican muchas de sus nuevas líneas. La idea de McLaren es canalizar la mayor cantidad de aire posible con el fin de utilizarlo en beneficio de una mayor eficiencia aerodinámica, ya sea para la refrigeración del motor y los frenos o para generar carga aerodinámica que mantenga el auto pegado al piso.

Respecto de lo primero, los canales que mueven el aire desde la trompa hasta la zaga por los costados del auto son novedad. El aire entra por encima del capó, pasa por dentro de los guardabarros y luego por una gran hendidura instalada en la puerta, para volver a entrar en dirección al motor, donde enfría los radiadores montados por delante de las ruedas posteriores, sacando el aire caliente hacia atrás. Este ejercicio aumenta la eficiencia de la refrigeración en 15% en comparación con el 650S, lo que permite disminuir el tamaño de los radiadores.

Hay otro canal que toma aire justo por debajo los focos delanteros (que por supuesto mantiene el diseño del logo de McLaren), y llevan aire fresco a otros dos radiadores pequeños instalados junto a las ruedas delanteras, sacando el aire caliente por los costados.

Respecto de lo segundo, hay un gran alerón posterior activo que se mueve entre 30º y 80º, con el fin de generar carga aerodinámica primero, y actuar como freno de aire después.

El corazón delator

El nuevo motor V8 tiene una respuesta sobresaliente, con una característica bien especial considerando que es biturbo, y es que tiene un comportamiento similar a uno que no lo es. La potencia de 720 CV y el torque máximo de 770 Nm aparecen en la zona media alta del tacómetro, entre las 5.500 y 6.500 rpm, bastante más arriba de lo que ocurre con otros motores turbos similares, que suelen ofrecer todo el par en torno a las 2.000 vueltas.

Hay cierta demora en responder a la aceleración y bajo las 3.000 rpm se siente algo apagado si lo comparamos con un turbo tradicional de alta performance, algo parecido a lo que ocurre con los motores sin sobrealimentación. Escalando en régimen despierta con todo su magnífico brío, con un aumento de aceleración que se mantiene vivo hasta superar las 8.000 rpm, bajando levemente cuando nos acercamos a la línea de corte, cerca de las 8.300 rpm.

Aun así, las cualidades de súper deportivo de este McLaren 720S son innegables. Acelera de a 100 km/h en 2,9s, llega a 200 km/h más rápido que un Ferrari 488 GTB (7,8s), y alcanza 341 km/h de velocidad máxima.

Más impresionante que eso es que este auto con semejante nivel tecnológico pueda conducirse con tranquilidad por las calles de la ciudad, una ruta secundaria o de montaña, o disfrutar de la autopista, sin necesidad de ser un experto piloto. El McLaren 720S cuenta con modos predeterminados de manejo Comfort, Sport y Track, tanto en suspensión como el tren motriz.

El modo Comfort es perfecto para la calle y permite que la suspensión amortigüe las imperfecciones de la calzada y ofrezca un nivel de conducción placentera, sin perder nada de su deportividad, ya que sigue doblando rápido y bien, y acelera con decisión cuando se le exige. Digamos que es el comportamiento de un buen Gran Turismo. La mezcla entre suspensión y tren motriz hacen del 720S un auto sumamente sencillo de llevar, más allá de que hay que acostumbrarse a sus poco comunes dimensiones, donde se conduce un auto largo y sobre todo ancho, desde una posición muy baja.

En los otros dos modos el auto se vuelve más rígido, la suspensión se pone firme y las respuestas del motor son más bruscas. Por supuesto que las marchas demoran tanto en pasar y se dejan caer con brusquedad, por lo que es mejor controlarlas de las paletas del volante. Un dato adicional es que la suspensión activa de McLaren se deja ver plena con un control magnífico del rolido de la carrocería, pese a exigirle en curvas una y otra vez, donde dobla plano y ofrece un aplomo impresionante.

En pista, el auto nos demuestra que está pensado para convertir a cualquier persona en un mejor conductor. Tiene un alto agarre mecánico, lo que permite tomar curvas como si fuésemos sobre rieles, a lo que añade una sobresaliente estabilidad en frenado. Obviamente, frena increíblemente bien.

Con el motor en modo Track, los pasos de marcha son imperceptibles y el empuje del motor se siente fantástico, consiguiendo generar una sensación de auto de carrera real, ofreciendo así las dos caras más visibles de este McLaren 720S, para la calle y para la pista.

Adentro de la máquina

Ya adentro del McLaren 720S se destaca la buena visibilidad que hay desde el puesto de conducción, sobresaliente hacia adelante como suele ser en un deportivo, y notable hacia atrás, por el diseño del pilar C del que ya hablamos.

Adentro, el ambiente es impresionante, con una propuesta muy deportiva y moderna, aunque no lujosa. Destaca el tapiz de Alcantara, las costuras de colores a la vista y la fibra de carbono repartido por todo su interior. Asientos bien deportivos pero para nada duros nos permitieron realizar un viaje de un par de horas por rutas tranquilas en el sur de Inglaterra sin sentir cansancio. Cuando lo exigimos en el circuito de Estoril, la sujeción lateral era impecable.

Un punto negativo es la ubicación de los ajustes eléctricos, escondidos en el propio asiento en la esquina interior, donde la mano apenas puede llegar.

El diseño está muy enfocado en el conductor, con un volante pequeño, ligero y muy deportivo, y un cuadro nuevo que ofrece una doble opción de lectura. En modo “calle” nos muestra una pantalla completa con mucha información, incluyendo velocidad, revoluciones, navegación y computadora de a bordo. En modo “pista” esta pantalla se abate horizontalmente y nos muestra sólo el borde superior, con la información de las rpm, velocidad y marcha.

En la consola descansa una pantalla vertical que mira hacia el conductor, y a su lado, los mandos para escoger entre los modos de manejo Comfort, Sport y Track, tanto en suspensión (H) como en tren motriz (P). Abajo se despliegan varios botones que permiten tener acceso directo al sistema multimedia, encender el motor y manejar la selectora.

Un sistema de sonido Bowers & Wilkins enciende los ánimos, aunque en mi caso, preferí siempre escuchar el sonido de los ocho cilindros en pleno trabajo. En este sentido la ergonomía es fantástica y mejoró demasiado respecto de un 650S.

Conclusiones

El McLaren 720S es un superdeportivo de raza, pero diseñado y construido apelando a la filosofía de McLaren: bajo peso, gran potencia, alta eficiencia aerodinámica. Con este enunciado de por medio y las nuevas tecnologías disponibles, el auto se puede manejar como a uno les plazca, o bien suavemente por las calles, con mayor atrevimiento en carreteras, y apelando a la máxima destreza disponible en la pista.

 

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