En los últimos meses han responsabilizado a los biocombustibles como el etanol de generar las constantes alzas en los precios de los alimentos. Hay que recordar que este combustible es fabricado a partir del maíz en USA o de la caña de Azúcar para Brasil, por poner dos ejemplos.
Aunque ya hay muchos desarrollos que permitirán fabricar etanol a partir de plantas no útiles para consumo humano o desperdicios orgánicos, lo cierto es que la necesidad de encontrar una fuente de combustibles y materiales diferente del petróleo es un tema crucial para el futuro de muchas industrias incluida por supuesto la del automóvil.
Muchas conversaciones se han centrado en el consumo de combustible de origen fósil que tienen los vehículos para funcionar, pero existen otros varios aspectos como los plásticos o neumáticos que también dependen del petróleo. Basta incluso voltear a nuestro alrededor para darnos cuenta de la enorme cantidad de productos derivados de petróleo que utilizamos a diario.
La firma japonesa Mazda, en colaboración con la Universidad de Hiroshima, desarrollará un bioplástico que espera poder utilizar en sus vehículos para 2013 a partir de una biomasa de celulosa proveniente de plantas no utilizables para consumo humano como pueden ser desperdicios de madera o plantas.
Dicha biomasa deberá ser lo suficientemente flexible como para fabricar etanol o desarrollar un polipropileno que aguante altas temperaturas y que sea lo suficientemente resistente como para ser empleados en los paneles de instrumentos o en los paragolpes, asimismo el proceso buscará la manera de que la fabricación sea amigable con el medio ambiente y atractiva desde la óptica de los costos.
El proceso de fabricación será neutral desde el punto de vista de las emisiones de carbón a la atmósfera, lo que ayuda a mitigar el impacto de la fabricación de automóviles en el calentamiento global, además al estar basado en plantas no útiles para consumo humano no impacta en el tema de la crisis alimentaria.
Por Rubén Hoyo