Bertone, uno de los carroceros más famosos del mundo, estuvo al borde de la desaparición.
El grupo había perdido todos sus contratos y se enfrentaba ante el dilema de cómo mantener su ruinoso negocio sin nuevos clientes.
La consecuencia lógica no se hizo esperar, y tras meses de luchas intestinas se vio obligada a declararse en suspensión de pagos.
Pese a todo esto, no se dió por vencido; resurgió de sus cenizas, comenzó a levantarse, más ágil que antes y dispuesto a volver al ruedo.
La división de producción de vehículos, auténtico lastre para la compañía, fue separada del departamento de diseño, propiedad de la familia Bertone y dirigida de forma independiente por un nuevo director que parece tener las cosas muy claras.
Entre los pasos que Bertone piensa dar para continuar su recuperación, se incluye inaugurar nuevas oficinas fuera de Italia que le permitan trabajar en varios mercados a la vez.
La firma ha decidido por ello abrir un estudio en China, y ya ha puesto su mira en la India y Detroit para el año que viene. Pero no sólo eso: como forma de celebrar su resurrección, Bertone podría lanzar una serie limitada del BAT. 11.