Fuerte preocupación existe en el gobierno chileno por la decisión de Bolivia de no permitir más el ingreso de vehículos usados.
Si no se revierte esta iniciativa, la medida provocará la pérdida de 13.000 empleos en la ciudad de Iquique, principal puerto de embarque de los automóviles a La Paz, y pérdidas por 300 millones de dólares.
Por su parte, funcionarios bolivianos señalaron que el parque automotor se habría incrementado en pocos años de 400.000 unidades a 1.000.000 de unidades, en su mayoría con una antigüedad de 11 a 13 años.