El Gobierno chino hizo público un paquete de medidas con el que pretende estimular sus industrias siderúrgica y del automóvil, consideradas parte importante de su crecimiento económico pero fuertemente golpeadas por la crisis actual.
De acuerdo con el plan del Consejo de Estado, el impuesto aplicado por la compra de un automóvil de menos de 1,6 litros se reducirá a la mitad, y quedará establecido, desde el pasado 20 de enero y hasta el 31 de diciembre, en el 5%.
Además, a partir de marzo y hasta final de año, el Gobierno planea destinar 5.000 millones de yuanes (555 millones de euros) en subsidios para que los campesinos chinos renueven su parque de camionetas y vehículos de tres ruedas de hasta 1,3 litros.
Las ventas de vehículos aumentaron el pasado año en China un 6,7%, lo que supone el primer crecimiento por debajo de los dos dígitos desde hace diez años.