Vendé tu auto
Test drive

Mercedes-Benz GLK 300 City: Atracción a primera vista

Un SUV que cuesta 54.900 dólares.

Mercedes-Benz GLK 300 City: Atracción a primera vista

La última novedad de Mercedes-Benz en nuestro mercado es el lanzamiento del GLK 300 City, un SUV cuyo concepto saliente es el precio, ya que cuesta nada menos que 20.000 dólares menos que la ya vigente versión del modelo, la denominada Sport, con idéntica motorización de seis cilindros en V, caja automática de siete marchas y el mismo alto nivel en lo que hace a elementos de seguridad.

La contratara que justifica la quita en el precio está en el inferior equipamiento en lo que hace al confort, aunque lo que trae, sea lógico para un auto de la gama premium.

El asunto del precio es una rápida respuesta de la casa de la estrella de tres puntas para no quedar descolocada ante las ofertas de sus competidores de origen germánico, especialmente. Y también apunta a la adhesión de un sector de clientes jóvenes a los que se le pone la novedad al alcance de sus bolsillos.

Comenzamos con lo menos positivo de la línea GLK: comparado con sus rivales directos –Audi Q5 y BMW X3, es el que menos impacta.

El interior en cambio es sumamente agradable en su sobriedad, muy Mercedes, con colores combinados muy armoniosamente y detalles de finas aplicaciones de metal y materiales que lo imitan en la plancha frontal y en el tablero de instrumentos.

La calidad de terminación de este producto Made in Germany, es tan irreprochable como la precisión de todos los ensambles, así como lo son los nobles materiales utilizados.

El GLK es lo que hoy se ha dado en llamar crossover. Se siente a sus anchas tanto en los caminos, sean de asfalto, tierra o ripio y en la ciudad cumple con todos los requisitos para el trato cotidiano.

Por supuesto que no es un vehículo pensado para el off road extremo, sino para que pueda cumplir con el compromiso de transitar por caminos o pisos difíciles cuando le toque afrontarlos, gracias a su buen despeje de 20 centímetros y medio y a su tracción integral, que es del tipo permanente y sin la muy especializada incorporación de las opciones alta y baja.

La habitabilidad es -como sucede frecuentemente- excelente en el sector delantero, donde el pasajero viajará a sus anchas, y ambos en las cómodas butacas de regulaciones manuales.

El conductor disfrutará de una muy buena posición de manejo, teniendo a su frente un tablero de instrumentos muy al estilo de la marca. Los pasajeros de atrás disponen en cambio de una comodidad acotada, ya que el espacio no sobra, pero eso es una constante de la actual industria automotriz.
 

Todos en cambio disfrutarán del silencio de marcha aún a altas velocidades, gracias a una excelente insonorización que aísla totalmente de los ruidos producidos por el aire y por el motor.

Este decíamos que es el mismo V6 de tres litros y 231 caballos que equipa a sus hermanos más costosos de la misma línea GLK, aquellos que trepan en sus precios hasta los setenta mil dólares.

Las suspensiones independientes (delantera, tipo McPherson y trasera de paralelo gramo deformable) trabajan impecablemente permitiendo pasar al piso toda la fuerza de la que es capaz el impulsor. Y no es poca la: 30 kilográmetros de torque que se mantienen invariables entre las 2.500 y las 5.000 revoluciones.

El vehículo se comporta como una berlina en la autopista y en las rutas, pero en caminos en mal estado el escaso recorrido de las suspensiones pareciera no tener la capacidad para absorver golpes fuertes, lo que nos hizo extremar el cuidado en esa circunstancia.

Esto último no sucedía con la versión Sport, dotada de diferente manera en las suspensiones. Pero su nombre, City, ya anuncia su habitat preferido, la ciudad sin los sobresaltos del campo abierto.

En las pruebas específicas alcanzamos la velocidad máxima de 204,1 Km/hora que prácticamente iguala la que se informa desde la fábrica para la versión Sport.

En la prueba de partida detenida, con algunos kilos de menos, la aceleración mejora lo anunciado, ya que cumple el rush en apenas nueve segundos, una cifra sobresaliente para un vehículo equipado con caja de cambios automática, aunque como en este caso sea de las más modernas, la denominada 7G Tronic.

El frenado es otro punto alto del modelo, ya que los cuatro frenos a disco ventilados detienen totalmente a este vehículo de más de 1.800 Kilos, en apenas 40 metros cuando va lanzado a 100 Km/hora.

En cuanto al consumo de este propulsor V6, que también está presente bajo el capot de algunos de las clases C y CLK , es razonable, de alrededor de los 10 kilómetros por litro de promedio.

La dotación de seguridad es casi, casi la misma de las versiones que la antecedieron en su aparición: salvo en la ausencia de los airbags laterales es idéntica.
 

Tiene los protectores de aire delanteros frontales, laterales, de ventanillas y de rodillas para el conductor. También alarma de antirrobo con protección antiremolque y sensor de rotura de cristal, aviso de pérdida de aire en algún neumático y extintor de fuego.

Además, programa electrónico de estabilkidad (ESP), sistema de control de tracción desactivable  (ASR), apoya cabezas delanteros activos, ABS y servofreno de emergencia (BAS) y otros elementos. La rueda de auxilio, poco práctica para nuestro país, es de tipo temporal.

Es en el equipamiento de confort donde está la gran diferencia con loas otros GLK, por unas cuantas ausencias. De todos modos, hay un listado bastante importante, como el climatizador de dos vías Thermatic y el control de velocidad de crucero.

También, la entrada Aux-in para dispositivos de audio en la guantera, el sensor de lluvia del parabrisas, los espejos exteriores ajustables eléctricamente y calefaccionados, sistema Bluetooth para el teléfono y volante multifunción forrado en cuero genuino, material que en el tapizado es sintético.

Con el precio de 54.900 dólares, se enfrenta favorablemente ante sus presumibles rivales directos: los 56.300 del Audi Q5 (211 CV) y los 62.900 del BMW X3 (218 CV).  

Ambos con parecidas performances y consumos. La garantía es de medio alcance: dos años o 50.000 kilómetros, lo que ocurra primero. Es cuestión de hacer números o dejar que decida el corazón.