El aventurero de Citroën se renueva. Este "crossover", -término con el que exageradamente se denomina ahora a todas las berlinas que adoptan un aspecto externo de todo terreno- tras su lanzamiento en 2006 había sido discontinuado a partir de 2008, y ahora regresa al catálogo de los dos chevrones, como versión del modelo 1.4i SX, el de precio más accesible de la familia C3, al que supera en valor inicial en $ 4.000.
Esa diferencia de cuatro mil pesos, es originada por un pack que agrega los aditamentos externos de plástico negro mate de la carrocería y llantas de aleación del diseño exclusivo Coyote, de 15 pulgadas y siete robustos rayos.
Además, espejos retrovisores externos de regulación eléctrica, faros para niebla delanteros y un mayor despeje, en seis centímetros, lo que constituye la única diferencia funcional que apunta a la marcha fuera del camino.
Visualmente, la distribución de los elementos que apuntan a su carácter off-road, están ahora más equilibradamente utilizados: los apliques son menos voluminosos que en su antecesor de 2006 y sin embargo se remarcan más sobre la pintura metalizada, que puede ser en negro o dos tonos de gris, todos metalizados.
Ahora hay menos plástico en los laterales y también en el frente. También debe mencionarse como diferencia con el auto citadino que lo origina, la existencia de barras porta equipajes en el techo, para ampliar los razonables 305 litros de capacidad del baúl.
Los zócalos son ahora de color plateado. El aspecto general es más armonioso que el que presentaba su antecesor, conservando la simpatía que despertaba este modelo.
El motor es monoárbol de dos válvulas por cilindro, cuya mayor virtud es su suavidad y también la economía operativa, ya que a 130 Km/hora constantes, cada litro de combustible alcanza para recorrer más de 14 kilómetros, con lo que la autonomía proporcionada por el tanque de 47 litros, es teóricamente, de más de 650 Km.
En la práctica, digamos que yendo de Buenos Aires a Córdoba –casi todo el trayecto por autopista- el gasto será de unos 55 litros de nafta.
En cuanto a sus performances, son relativamente modestas, pero debemos tener en cuenta que se trata de un motor de apenas 1.360 cm3 y que el XTR es un familiar, por lo que quien lo elija no esperará seguramente más de lo que da en este sentido.
La velocidad máxima que logramos es de 165,1 Km/hora, tres menos que lo que anuncia la ficha de fábrica.
En cuanto a la aceleración, establecimos luego de varios intentos que está en el orden de los once segundos y medio para pasar de detenido a 100 Km/h.
Inversamente, en la prueba de frenado de su sistema de discos combinados con tambores- transcurrieron 48 metros para que el auto se detuviera luego marchar a 100 Km/h; un registro más que aceptable.
En la ciudad se lo nota ágil. En la ruta, el comportamiento dinámico es satisfactorio, anotándose su sensibilidad a los vientos cruzados.
En caminos de montaña muy trabados, se verificará su tendencia a rolar en demasía, por su elevado baricentro.
En caminos de tierra es donde más provecho se saca de sus características “off road light”, especialmente por su despeje que permite abordar huellas de bordes marcados y aún huellones más profundos, cuando se agradece la inclusión de un chapón que protege la parte baja del impulsor.
Las suspensiones nos mostraron un adecuado equilibrio para resolver el compromiso entre confort ciudadano y desempeño en carretera; la delantera es de ruedas independientes, tipo McPherson y la trasera con barra de torsión y brazos arrastrados.
La dirección tiene asistencia eléctrica variable de funcionamiento impecable.
Como anticipamos, los trenes rodantes llevan llantas de 15 pulgadas, con neumáticos de 185/60, es decir más anchos y de menor perfil que en el C4 1.4i SX.
Esto último pareciera un contrasentido, para un vehículo que apunta a algo más que el tránsito citadino y de autopista. La rueda auxiliar es de chapa de acero.
El interior es agradable y confortable, pero esto únicamente plenamente para los de adelante, ya que en el sector posterior no sobra el lugar, en especial en el sentido longitudinal, que es el que atenta contra las rodillas de los de mayor altura.
La posición de manejo es aceptable, aún con su pedalera muy próxima al conductor, que dispone eso si de regulación doble para la barra de dirección y de altura en el volante.
El interior prescinde de la combinación del negro con tonos claros y es en el nuevo XTR todo obscuro.
Los elementos del tablero de instrumento son los conocidos: velocímetro digital de enormes números y mezquino cuentavueltas en medialuna sobre él, con indicadores de barritas para combustible y temperatura. No hay computadora, pero sí termómetro ambiental externo.
equipamiento de confort se completa con aire acondicionado, asientos traseros rebatibles 33/66 %, cierre centralizado con mando a distancia, levanta vidrios eléctricos, radio con reproductor de CDs y seis parlantes (pero sin MP3 ni USB) y tapizado textil.
En cuanto a seguridad, hay muy poco: cuenta con faros para niebla atrás y adelante, cierre de seguridad con la marcha desactivable y tercera luz de stop: no hay ni airbags ni ABS ni ninguna otra asistencia al manejo.
El precio de lista es de 68.560 lo pone a tiro en la elección frente a sus rivales directos, que son el Renault Sandero Stepway (70.100), el VW Crossfox (70.463), el Fiat Palio Weekend Trekking (65.400) y el Ford EcoSport (67.810) y bastante por debajo del Palio Weekend Adventure (71.550) y el Idea Adventure (72.300). La garantía es mejorable: un año. Hoy suena a poco.