Lonher-Porsche
Todo el mundo relacione el nombre Porsche con pequeños autos deportivos, rápidos y ágiles, una marca alemana que empezó a sonar en los años cincuenta al competir y ganar en grandes pruebas de velocidad y resistencia como La Carrera Panamericana México, la Mille Miglia en Italia o las 24 Horas de Le Mans en Francia, si bien es cierto que estos acontecimientos internacionales colocaron a Porsche en el mapa y empezaron a forjarle una reputación inmaculada hasta el día de hoy, sus inicios fueron muchos años antes de esos eventos y quizá un poco menos glamorosos.
Esta historia empieza a contarse a finales del siglo XIX, en 1898 cuando un joven estudiante de la Escuela Técnica Imperial de Reichenberg es contratado por la empresa dedicada a la construcción de carruajes llamada K.U.K Hofwagenfabrik Jakob Lohner & Co.
El joven de 25 años era nada menos que Ferdinad Alexander Porsche, que ya tenía algo de experiencia con la energía eléctrica como fuente propulsora. El dueño de la empresa que lo contrató se llamaba Jacob Lohner y quería fabricar un carruaje sin caballos de cara al nuevo siglo que se avecinaba, así pues Lohner y Porsche se pusieron a trabajar y en 1899 se registró la patente de la invención del joven Ferdinand financiado por el Sr. Lohner.
En la Exposición Mundial de París en 1900 el Lohner-Porsche con motores eléctricos maravilló a los que fueron testigos, una idea genial, colocar motores dentro de las ruedas delanteras, la energía directamente al piso, sin pérdidas de fuerza ni roces mecánicos como sucedía en los autos con motores de combustión interna. También era silencioso a diferencia de los ruidosos vehículos propulsados con motores de explosión.
El mismo Ferdinand Porsche hizo un viaje de demostración recorriendo desde el Palacio de Versalles al recinto ferial. El primer modelo desarrollaba una potencia máxima de 7Cv durante 20 minutos, la velocidad mínima era de 17 km/h, la de crucero de 35 y la máxima los 50 km/h ¡Una hazaña para 1900!
Una desventaja era que el peso del vehículo era bastante alto, una tonelada, las baterías eran las causantes de casi el 50% del peso total.
Semper Vivus, el primer auto híbrido de la historia.
Ferdinand Porsche como buen visionario, consideró que la autonomía de los autos eléctricos, así como el gran peso de las baterías serían un obstáculo para el desarrollo de esta tecnología, a medida que los motores de combustión interna se fueron perfeccionando, Porsche convirtió uno de sus autos eléctricos en un híbrido con dos motorizaciones, dentro las ruedas delanteras se ubicaban los motores eléctricos, en la parte media del auto se ubicaba un motor denominado De-Dion-Bouton que alimentaba a dos dínamos o enviaba la energía directamente a las ruedas delanteras, el auto fue nombrado Semper vivus (Siempre vivo en Latín) y tenía una complejidad técnica muy grande para la época, poco a poco el empresario Jacob Lohner fue perdiendo interés en el negocio de los autos desarrollados en conjunto con Porsche.
Como dato anecdótico, cuando la NASA decidió crear un vehículo para recorrer el suelo lunar uso la idea del Ing. Porsche y dotó a su Rover Lunar de motores eléctricos dentro de las ruedas.
En el pasado Salón de Ginebra, los ingenieros de Porsche decidieron revivir el Semper Vivus Lohner-Porsche y crearon una reproducción exacta del auto que inventó el fundador de la compañía hace más de 110 años.