En Australia, las agencias de automóviles que venden coches usados son obligadas por ley a dar una garantía por escrito de 3 meses sobre el vehículo que están vendiendo (salvo si el vehículo tuviera más de 10 años de uso).
Es obligatorio también portar en el parabrisas un documento con las especificaciones completas del coche, incluyendo el certificado de inspección y registro.
Una vez concluida la venta, la gente que compró el vehículo podrá llevarse a su casa esos documentos, en garantía de que todo lo que fue hablado corresponde al coche.