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Smart Fortwo Passion: un city car "inteligente"

Ponemos a prueba al ultracompacto, su precio es u$s 24.900 (el cabrio vale dos mil dólares más).

Smart Fortwo Passion: un city car "inteligente"

Por si hiciera falta, su nombre lo aclara: el Smart es, sin vueltas, para sólo dos personas. Fue ideado por la relojera suiza Swatch que se lo ofreció a varias automotrices, encontrando respuesta positiva en la Daimler.

Bautizado Smart, es decir "inteligente" en inglés, ese es también el acrónimo resultante de Swatch Mercedes Art. El pequeño vehículo fue presentado en 1997 y el que llega a nuestro mercado es la más reciente actualización de la segunda generación, lanzada en 2006.

Alto, angosto y llamativamente corto, brinda una imagen absolutamente diferente a lo que estamos acostumbrados a ver.

Su frontal muestra de perfil una línea diagonal en 45 grados que prolonga la del parabrisas hasta la base de los faros, para descender verticalmente mostrando una pequeña parrilla en su parte superior y una entrada de aire para refrigerar el motor (ubicado en posición trasera, sobre el eje).

Los faros, rasgados a la moda y los muy marcados guardabarros completan la vista delantera.

El ángulo lateral es el que provee su aspecto más singular y desde el cual se aprecia su exiguo entre ejes, de apenas 1 metro 86, el que contrasta con su altura de 1 metro 54.


 

El paño más grande de la carrocería es el que da forma a sus dos puertas de acceso, proporcionalmente muy grandes, que en su parte posterior culminan con un arco de un octavo de circunferencia.

Sobre los guardabarros traseros sendas entradas de aire verticales comparten el espacio con el nacimiento de las luces de posición y freno.

La cola es lo más convencional del diseño, con un portón que se baja al mismo tiempo que se levanta la luneta para acceder al espacio de carga de muy razonables 220 litros, lo que alcanza para un moderado equipaje repartido en pequeños bolsos.

La parte inferior queda como la de los portones de las pick ups soportando un peso de 100 kilos. El acristalado trasero es suficiente para dar buena visión retroscópica al conductor y está coronado por un pequeño alerón y la tercer luz de stop.

Levantando el piso del baúl se accede al motor. No hay rueda de auxilio y sí un kit de reparación.  

Además de ejemplares como la unidad que probamos, acá también se ofrecen  también las del tipo cabriolé; en ambos casos la motorización es la misma de un litro y 84 caballos. 

El interior es llamativamente espacioso para sus dos tripulantes, con un acceso más fácil que en autos mayores, eso debido al tamaño de las puertas. La postura del conductor es confortable, pese a que no se regula ni la altura del asiento ni la de la columna de dirección.

Al estar ambas butacas muy juntas -no hay espacio entre ellas- puede producirse una incomodidad por los codos. La altura del Smart permite que personas de gran talla no sean molestadas por el roce con el techo.

La terminación del interior es de una categoría digna de la prosapia Mercedes. El tablero de instrumentos es simple pero completo, con el velocímetro frente al que maneja y tacómetro y reloj sobre la parte superior de la plancha, en el centro. Todos son digitales y de buena lectura.

Hay preponderancia de plásticos rígidos, pero como dijimos, de excelente factura.

El motor tricilíndrico de un litro y doce válvulas es comandado por dos árboles de levas a la cabeza, comandados por cadena y con admisión variable, que desarrolla auxiliado por su turbocompresor con intercooler una potencia de 84 CV, lo que lo  equipara a un 1.600 aspirado.

Tiene un comportamiento muy ágil y logra prestaciones muy interesantes ya a sus 800 Kilos (más el peso del conductor) los acelera de 0 a 100 Km/h en 12,2 segundos y en ruta llega a superar holgadamente los 140 Km/h, una velocidad más que suficiente en un auto pensado principalmente para el tránsito urbano.

Sobresale, lógicamente, en su economía de consumo, que establecimos en 13,5 Km por litro de nafta en ciudad y de 17,2 marchando a 120 Km/hora constantes en ruta o 18,4 manejando a 90 Km/hora.

El tanque es de 33 litros, lo que proporciona una autonomía de aproximadamente 450 Km en el uso citadino.

La caja de velocidades es de 5 marchas del tipo robotizada, como por ejemplo la del Fiat Línea, que con cada cambio de marcha produce un muy perceptible cabeceo, que se morigera aflojando levemente la presión sobre el acelerador anticipándose al cambio de marcha. Es un tema al que hay que acostumbrarse.

Los cambios pueden ser semiautomáticos seleccionando la opción secuencial, que se maneja con la leva central o con las del volante.

Suspensiones duritas, muy copiadoras en lo desparejo, pero que le dan una gran estabilidad, completan el panorama junto a frenos de disco ventilados y campanas.

Una curiosidad es la diferencia de rodados: el delantero es de 155/60 adelante y de 175/55 atrás, en llantas de de aleación de 15 pulgadas en medidas 5J y 6,5J respectivamente.

El equipamiento es bastante completo: aire acondicionado automático, sensores de lluvia y luces, retrovisores eléctricos y calefaccionados, desbloqueo eléctrico del portón y alza cristales con one touch.

También, cierre centralizado a distancia, computadora, regulación de alcance de luces, volante deportivo forrado en cuero, GPS y equipo multimedia con pantalla dactilar de 5,5 pulgadas, que incluye radio, reproductor de CD y DVD con USB, SD, iPod y entrada auxiliar.

En cuanto a seguridad, cuenta con airbags frontales y laterales, servofreno de emergencia, ayuda de arranque en pendiente, alarma antirrobo, faros para niebla, alarma antirrobo y lo que es muy importante, estructura de seguridad Tridion hecha con acero de alta resistencia.

El precio del Smart coupé es de u$s 24.900 (el cabrio vale dos mil dólares más) que resulta obviamente elevado para un vehículo tan pequeño. En el caso del cabrio sucede lo mismo, aunque se establece como el convertible más barato del mercado. Para colmo con una garantía de sólo dos años.

Por el momento no tenemos un parámetro para posicionarlo, pero se debe considerar -más allá de su eficiencia para desenvolverse en el complicado tránsito actual- que al Smart se le asignará en muchas familias el rol de segundo (o tercero, o cuarto…) vehículo, en casas en las cuales se pueden dar el lujo de incorporar un verdadero chiche, pero caro. Por el momento pronto, se está vendiendo muy bien en Argentina.