En esta ocasión hablaremos de una pieza esencial a la hora de encender y mantener andando el motor de tu auto. La autoparte a la que nos referimos es la bujía la cual se encarga de transmitir la chispa de encendido dentro de la cámara de combustión del propulsor.
Lo anterior se realiza por cada cilindro que tenga el motor del tipo Otto, o naftero, y lo que hace la bujía es “prender” la mezcla de aire y nafta que comprime el pistón. Este proceso es repetitivo e imprescindible para obtener la energía mecánica necesaria que hace que el propulsor opere y mande la fuerza generada al volante del cigüeñal y a su vez este la transmite a la caja de cambios que genera la tracción que se envía a las ruedas.
Cada vehículo tiene diferentes especificaciones por lo que existe una bujía para cada motor y con ello se garantice el correcto funcionamiento.
Para operar las bujías reciben alto voltaje y se autoejecutan provocando la chispa, la cual debe tener la intensidad y duración suficientes para inflamar la mezcla de aire/gasolina. Asimismo para poder soportar las alturas temperaturas en las que trabajan, las bujías están construidas de materiales cerámicos resistentes al calor.
En general estas piezas tan vitales para el propulsor sufren un fuerte desgaste debido a las condiciones de trabajo a las que son sometidas por lo que es necesario cambiarlas periodicamente, cada vez que se realice la afinación del motor o al acumular determinadas cantidades de kilómetros.
Es importante tener en cuenta que de las bujías depende el rendimiento del motor. Por ello, además de su recambio a tiempo, es importante saber que nunca se deben combinar bujías nuevas con bujías de medio uso ya que producirá un funcionamiento deficiente de la maquina y afectará el consumo de combustible.