Para conmemorar los primeros 35 años del GTI (Gran Turismo de Inyección) de Volkswagen, los múltiples puristas del auto organizaron una caravana que partía de Santa Fe hacia una hacienda cercana a Atlacomulco, en el Estado de México. La idea fue reunir tantos como pudieran sin importar a cuál generación pertenecieran. Más de 100 autos se inscribieron para el evento, aunque debido a su lugar de origen algunos llegaron directo a la exposición, procedentes de Guadalajara y Morelia entre otras ciudades. Sin duda un buen pretexto para pasar un domingo con la familia y amigos, comer una rica barbacoa y disfrutar de las amenidades que los distintos clubes tenían planeadas para el evento; entre las anteriores destaca que los asistentes estaban invitados a votar por el mejor de cada una de las generaciones y además un Best of the Show.
Bien dice el dicho que “honor a quien honor merece” y 35 años de historia no pasan fácilmente y deben ser reconocidos, sobretodo en un auto tan aspiracional como lo es el emblemático GTI. La organización fue más que adecuada, separando por generaciones los autos exhibidos y con un área para los "colados", como los Golf R32. Entrando a la derecha estaban los Caribes –finalmente la primera generación del Golf aunque en nuestro país se les conozca con otro nombre, y cabe mencionar que tampoco son GTI, sino GT a secas debido a que utilizan carburadores de origen y no un sistema de inyección que dio origen al emblemático nombre GTI. El ganador fue uno color plata convertido a GTI europeo.
Entre los de la segunda generación destacaba un Golf Rallye, exótico hatchback con tracción integral y motor de 1.8 litros súpercargado del que se produjeron menos de 1,000 unidades y que por alguna extraña razón está en nuestro país, ya que no se vendió en México. Cabe mencionar que por no tratarse de un GTI, no podía exigir premio. Llegaron también varios 16 válvulas -de los pocos que se quedaron en territorio nacional y no se exportaron a Estados Unidos y Canadá. Triunfó uno de los últimos mencionados en el tradicional verde metálico, el cual fue restaurado por su dueño y luce como recién salió del concesionario.
Y aunque podría pensarse que no ha pasado mucho tiempo desde la tercera generación, nos percatamos de que es más del que se cree. Ver los mejores exponentes en territorio nacional provoca valorar a esos GTI que hace más de 10 años lucían dentro de los pisos de venta. En exhibición estaban varios con motor de cuatro cilindros, algunos originales, otros con ciertas modificaciones, unos arreglados conforme a la época y por supuesto que también llegaron los VR6, de hecho fue uno rojo con conversión a 20 aniversario el que se llevó las palmas no sólo de la generación, sino que se apoderó de la presea Best of the Show.
Con la cuarta generación sucedió algo curioso, no había ejemplares tan raros y los modificados no fueron del todo aceptados. La gente votó por un R32 azul como el mejor de su grupo, pero el comité de la organización fue justo y dijo que no era un GTI, por lo que el ganador fue uno totalmente original de color plata, del cual su dueño presume tener un excelente estado de conservación y comenta que no fue fácil de conseguir.