En notas anteriores ya hablamos de lo difícil y peligroso que es manejar en condiciones tanto de niebla como de lluvia. No obstante, existe otro factor meteorológico que a nivel extremo también puede ser riesgoso, el viento cruzado.
A diferencia de los otros dos, éste no afecta nuestra visibilidad, sólo podemos percibirlo si observamos los árboles o lo sentimos en el auto, afectando la estabilidad y control del mismo. Por esta razón, en esta oportunidad te decimos los cinco errores que no debés cometer cuando te encuentres con fuertes vientos cruzados.
1. Ir pegado a un tráiler, acoplado o remolque.
Todo compartimento remolcado en la ruta, al ser simplemente arrastrado por su vehículo tractor, puede llegar a ser inestable. Además, al poseer características como esquinas cuadradas y grandes sectores planos, el coeficiente aerodinámico no se vé muy favorecido. Sumando estos factores a una ocasional ráfaga violenta, el peligro a que se ladeen está bastante presente.
Lo mejor que podés hacer en este caso es alejarte del acoplado, pasarlo con cuidado a la brevedad y estar atento a las ráfagas de viento.
2. Ir muy rápido
En ruta, manejar un auto a gran velocidad es difícil y peligroso, ya que cualquier incidente inesperado, como un peatón cruzando, un auto que se cambió de carril sin fijarse o hasta una moto saliendo de la nada, no deja tiempo suficiente para prevenir un grave accidente.
Con tu vehículo viajando muy rápido, un fuerte viento cruzado en ruta puede empujarte fuera de curso, con un escaso margen para alguna corrección. Donde el viento diga que vas, irás para allá, y una maniobra tosca de corrección puede hamacar tu auto hasta la pérdida total del control. Lo mejor es moderar tu velocidad y sostener con firmeza el volante.
3. Manejar un vehículo angosto y alto
Los vehículos en general son diseñados para tener poca resistencia al viento. Pero si llegás a conducir un vehículo alto y delgado como un utilitario o una pickup donde cargaste el living, comedor y las bicicletas, seguramente formaste un gran muro en la parte trasera.
El problema es que con un intenso viento cruzado en ruta, un vehículo con las características antes mencionadas tiene mucha superficie para que el viento pueda chocar y hacer fuerza. Asimismo, el aire tendrá mucho espacio para colarse por la parte baja de la unidad, por lo que la carga aerodinámica no será de gran ayuda.
4. Tratar de hacer movimientos excesivos
Con un viento extremo, la fricción de la que se valen los neumáticos se reduce. Esto sucede ya que el auto se “levanta” un poco, con el consecuente peligro que en una curva se salga de su carril. Con estas condiciones, hacer movimientos bruscos u otros que sean excesivos (como frenar a fondo, girar abruptamente) no es lo más recomendable ya que estarías poniendo en riesgo tu vida y la del resto.
5. Entrar a un curso de agua con viento cruzado
Generalmente, un viento fuerte augura o acompaña una tormenta, la cual sabemos que trae bastante agua consigo. Al llover densamente, los charcos y desbordes formados propician el riesgo de aquaplaning. Si a esto le agregás viento cruzado, podés dar por seguro que no tendrás control alguno de tu vehículo y éste hará su trabajo para llevarte adónde él quiera, como dejarte encajado en una zanja o en caso extremo, hacerte volcar.
Lo mejor en todos los casos es que de encontrarnos con vientos fuertes, se debe aminorar la marcha, duplicar la atención, sostener con firmeza el volante para contrarrestar eventuales desplazamientos ocasionados por las ráfagas y ser consciente de las vulnerabilidades de nuestro vehículo. Si la situación es muy adversa, la mejor opción es detenerse en algún sitio seguro a la espera de que las condiciones meteorológicas mejoren.