Teniendo todos los segmentos convencionales cubiertos, la industria automotriz avanzó hacia los formatos diferenciadores como la fusión entre 4x4´s y cualquier otra cosa o creando vehículos de cuatro puertas con formato de coupés.
Dentro del segundo grupo existe un nicho de hatchbacks “acupesados” como el Citroén DS4 y el Hyundai Veloster que aquí nos congrega. Se trata de un hatchback mediano con perfil veloz y estructura asimétrica con una puerta grande del lado del conductor y dos del otro.
¿Puede realmente convencernos como coupé o se trata de otro intento con más sustento de marketing que real?
Técnica y mecánica
El Veloster se basa en la misma plataforma que el i30, eso se nota en la distancia entre ejes idéntica de 2.650 mm, sin embargo nuestra coupé es apenas más corta (-25 mm), ancha (+15 mm) y baja (-81 mm). Estas medidas lo hacen lucir mucho mejor plantado y deportivo que un hatchback compacto.
La estructura del Veloster está unida a esquema McPherson adelante y por barra de torsión atrás, dato curioso teniendo en cuenta que el i30 es multibrazo.
El motor es el mismo 1.591 cc pero en este caso con algunos caballos extra, alcanzando los 130 CV. La tracción delantera y hay transmisiones de 6 velocidades, manual aquí probada, y automática. El peso del Veloster es de 1.165 kg, unos sanos 103 kilos menos que el i30 1.6L.
Diseño
Además de las proporciones que nombramos anteriormente, el Veloster se diferencia rápidamente de un hatchback mediano, ya sea de 3 o 5 puertas, con dos elementos, la pronunciada caída de su techo, con una luneta trasera que ocupa parte del mismo, y una línea acristalada vertical muy angosta.
El frente es arrogante y voluminoso, con una suerte de entrada de aire en los laterales que parece imitar el fuselaje de la nave de Darth Vader, y la nueva parrilla hexagonal de Hyundai. Atrás, es bajo y ancho, con los guardabarros musculosos como anca de caballo de tiro. Hay que destacar los pilares delanteros en negro y su encastre con el techo en ángulo agudo.
El resto es algo sobrecargado, línea de capot envolvente con pseudo salidas de aire, guardabarros prominentes, faros de contornos complejos y algunas líneas más en los zócalos laterales.
Si la duda es sobre cómo funciona visualmente el tema de la asimetría de las puertas, la respuesta es que muy bien, e inclusive del lado con dos aperturas luce deportivo ya que la manija está bien escondida en el ángulo superior.
Interior
Puertas adentro, el Veloster se hace sentir como un auto veloz, el conductor va más cerca del techo que del piso, pero logra ese efecto propio de una coupé. Acompañan las butacas de corte deportivo y el estilo con líneas y ángulos marcados que definen los aireadores y la zona central.
La pantalla táctil aporta un toque tecno y permite controlar el estéreo y visualizar imagen de la cámara de retroceso. Este último aspecto acompañado por sensores de estacionamiento y grandes retrovisores ayudan a maniobrar, ya que la visibilidad es pobre hacia atrás por la pequeña luneta y pilares gruesos.
La calidad de materiales es buena, aunque algunos encastres podrían perfeccionarse y no hay plásticos inyectados o acolchados. En su lugar, la parte superior tiene un recubrimiento de tacto levemente engomado y buen trabajo de texturas.
La habitabilidad es correcta en las cuatro plazas, ya que en el centro del asiento posterior hay una consola con porta objetos y vasos. El acceso a esa zona es complicado por el techo bajo, aún del lado con segunda puerta, que resulta pequeña, aunque hay que reconocer que es de gran ayuda.
Comportamiento
Aquí hay que separar muy bien dos aspectos del Veloster, su comportamiento en recta y en curva. El primero es propio de un hatchback familiar ya que los 130 CV y la entrega a altos giros no logran desatar adrenalina en la sangre. Inclusive la caja de 6 velocidades está escalonada para ahorrar combustible en los tres cambios superiores.
A la hora de encarar curvas, el subviraje se hace presente y el control de estabilidad se encarga de bajar la testosterona (o sea, la velocidad) para contener el derrape. Sin embargo, para alegría del conductor, si se levanta súbitamente el pie del acelerador, el peso pasa hacia adelante y el eje trasero se descarga, permitiendo que la cola redondee el giro.
Durante la sesión de fotos pudimos comprobar este alegre calibrado del chasis saliendo de la curva cerrada con un poco de contravolante. Lo ideal es dejar el ESP conectado hasta conocer bien los modales del auto, o para que se encargue darnos un resultado seguro, sin quitarnos la felicidad.
La dirección del Veloster tiene el tacto de un volante de PlayStation, artificial y con poca información, todo lo contrario de la acción de la palanca de cambios que deleita con su velocidad, suavidad y precisión.
Conclusiones
El Veloster es uno de esos autos difíciles de catalogar, tanto por su particular configuración de puertas, como por las dimensiones muy similares a las de un hatchback familiar.
Teniendo en cuenta que su figura llama la atención, que se siente como un deportivo tanto desde afuera como desde la cabina, y que el calibrado del eje trasero permite derrapes, unos 30 CV extra ya lo colocarían en el centro del mapa para quienes buscan una buena coupé.
Respecto del precio, resulta una de las maneras más “económicas” de tener un deportivo, aunque un Peugeot 308 Sport 1.6L de 160 CV cuesta solo un poco más, pero claro, no tiene el perfil del Veloster. En todo caso, podés ver nuestra comparación en el link que figura debajo de esta prueba o hacer la tuya con el comparador de Autocosmos haciendo click aquí.