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Test drive

Prueba VW Sharan 1.4 TFSi BlueMotion

Tiene espacio para 7 personas y un motor de apenas 1.4L, pero nunca te hace sentir que le falta potencia.

Prueba VW Sharan 1.4 TFSi BlueMotion

El Sharan original fue una creación en conjunto entre Ford (Galaxy) y Volkswagen para hacer frente al creciente segmento de los MPVs grandes allá por 1995. El modelo alemán se conservó sin muchos cambios hasta el 2000 cuando recibió un profundo rediseño y aquí le supo ir muy bien, posicionándose como una de las pocas alternativas familiares de gran porte y elegantes, gracias a un precio muy competitivo. La tercera generación cambia totalmente, no solo en lo estético, también en lo mecánico, pero, ¿tiene pasta de campeona?

 

Mecánica y seguridad

La nueva Sharan se basa en la plataforma del Passat, esto incluye el eje posterior multibrazo que en teoría debería darle un buen confort de marcha sin descuidar la dinámica. En Argentina contamos con dos opciones mecánicas, ambas de inyección directa y Turbo (TSI), un 1.4L de 150 CV aquí probado y el conocido 2.0L de 200 caballos. Ambos utilizan cajas de 6 velocidades, el primero manual, el segundo DSG de doble embrague.

Respecto de la seguridad, la dotación incluye airbags delanteros, laterales y de cortina, a los que suma de rodillas tanto para conductor como acompañante. Las 7 plazas cuentan con sus cinturones de 3 puntos y apoyacabezas, y hay fijaciones ISOFIX para sillas de bebé en la fila del medio.

 

Diseño e interior

Los vehículos destinados a cargar mucha gente deben permitir que la función tome preponderancia sobre la forma, o sea, son muy parecidos a una caja de zapatos con ruedas. En el caso de la Sharan esto se adapta bien al estilo austero de VW, especialmente a su nueva imagen signada por líneas rectas. La mayor parte de la emoción está puesta en la trompa lanzada y en el quiebre que se produce sobre la inmensa tercera ventanilla lateral, el resto luce sólido y familiar.

El acceso a las plazas posteriores queda garantizado por dos grandes puertas corredizas cuya ventanilla se puede bajar. Los asientos son todos individuales, ofrecen un contorno sutilmente deportivo y un tapizado muy sobrio. Lo mejor es el plegado que se realiza fácilmente permitiendo pasar de un 7 plazas sin mucho baúl a un 5 asientos con gran capacidad de carga, a una configuración de dos butacas con espacio similar al de un utilitario. El espacio para los ocupantes de la segunda fila es muy bueno y en la tercera hay de sobra para dos infantes o adultos, si el viaje no es muy prolongado.

Siguiendo los parámetros de la marca, el tablero luce simple y funcional, con una calidad de materiales y ensamblado casi envidiable. Allí, el punto más llamativo es la pantalla color táctil que permite controlar funciones del vehículo y todo lo referente a multimedia y conectividad.

Comportamiento dinámico

A pesar de su tamaño, la Sharan se mueve con soltura en la ciudad, aprovechando el buen torque de 240 Nm, equivalente a un 2.5L, disponible desde las 1.750 vueltas. Teniendo en cuenta esto, hay que estar atentos al soltar primera, especialmente en trepadas, ya que hasta ese punto, sigue siendo un 1.4L enfrentando a una mole de casi dos toneladas.

Respecto de su andar, es confortable y se siente sólido tanto en ciudad como en ruta donde necesita 2.500 rpm para viajar a 120 km/h. A esa velocidad constante, la computadora marca un consumo de 8.1 L/100 km, algo destacado para un auto de su peso y área frontal. En la urbe y con tránsito algo cargado (pero siempre siendo muy discretos con el pie derecho), logramos hacer 12.1 Km/L.

Obviamente, el tren posterior multibrazo combina muy bien tenida y confort en un equilibrio bien logrado para un vehículo de perfil netamente familiar.

Conclusiones

La nueva Sharan es un vehículo mucho más avanzado que la generación anterior. Ofrece buen espacio interior y la modularidad de los 5 asientos posteriores individuales y rebatibles. Lo mejor es que es grande pero no demasiado, permitiendo que el andar urbano no sea más complicado que el de un Passat.

El motor, el andar y la calidad del interior están fuera de discusión, lo único que podría llegar a frenar la decisión es el precio mucho más elevado que el de algunos competidores como los Citroën C4 Grand Picasso, Ford S-Max y Peugeot 5008. Pero eso ya es cuestión de cada bolsillo y gusto. 

Hernando Calaza / Fotos: Ezequiel Las Heras recomienda