La carrera por reducir los consumos y niveles de contaminación de los autos modernos está requiriendo más inventiva de la esperada. Al parecer, ya no alcanza con reducir la cilindrada, sumar sobrealimentación (downsizing), inyección directa y variadores de válvulas. Lo curioso es que esta nueva tecnología de Audi combina estas técnicas con una patentada en los años 40 del siglo pasado, el ciclo Miller.
Puntualmente, el nuevo 2.0 TFSi de la casa de los anillos cierra las válvulas de admisión antes de lo normal para un motor naftero convencional o de ciclo Otto. Esto permite que la cantidad de aire en el cilindro sea menor y que se enfríe durante la fase de expansión, así se puede aumentar la relación de compresión sin temor a la detonación.
Aunque este sistema mejora la eficiencia (menor consumo) también entregar menos potencia, pero para ello Audi recurrió al uso del turbo. Además, gracias al sistema de distribución variable, el 2.0 TFSi trabaja con esta suerte de ciclo Miller en cargas bajas, pasando a un ciclo casi normal cuando se requiere más potencia.
El resultado final son 190 CV y 320 Nm entre 1.450 y 4.400 rpm, con un consumo estimado inferior a los 5 litros cada 100 kilómetros. Decimos estimado porque este motor debutará en el nuevo Audi A4 que se presentará en el próximo Salón de Frankfurt.