La Toyota Hilux tiene un largo recorrido histórico a nivel mundial. Acá su carrera comenzó en la era de la importación de fines de los 70s e inicios de los 80s, pero su despegue fue a partir de 1997 cuando comenzó a ser producida localmente en la planta que la marca posee en Zárate, Provincia de Buenos Aires. Y la carrera de esta pick-up fue meteórica, dominando su segmento y transformándose inclusive en un signo de status para muchos.
Ahora, ante la avanzada de sus competidores, que fueron lanzando nuevos productos o generaciones de sus modelos, la Toyota Hilux abandonó los retoques y presenta una camioneta nueva que quiere erradicar dos de los puntos más criticables del modelo saliente, la rumorosidad y el confort de marcha. ¿Lo habrá logrado?
Mecánica y seguridad
Si bien respeta la misma receta, la Toyota Hilux es completamente nueva, es decir que chasis y carrocería fueron diseñados de cero. Comparada con el modelo saliente, es 70 mm más larga y 45 mm más baja, algo que se nota al verla. Por el lado de los motores, reduce marginalmente la cilindrada, pero aumenta cifras de potencia y torque con un 2.4L de 150 CV y 400 Nm y un 2.8L de 177 caballos y 420 Nm. Las transmisiones son manual o automática de 6 cambios y las versiones 4x4 conservan la reductora, solo que ahora la Baja se conecta con una perilla en lugar de la clásica segunda palanca.
Respecto de la seguridad, toda la gama cuenta con tres airbags, los clásicos frontales y el de rodillas para conductor, equipamiento que sirvió para que la versión producida en Argentina obtuviera 5 estrellas en protección de adultos en las pruebas de Latin NCAP. Las versiones más equipadas como la aquí probada (SRX), suman 4 airbags (de cortina y laterales delanteros) y toda una batería de asistentes electrónicos destinados a prevenir un accidente o a facilitar la conducción off-road.
Diseño e interior
Vista desde afuera, la nueva Toyota Hilux se siente más ancha y baja. Estas proporciones unidas al capot más plano, al voladizo delantero largo y a los voluminosos guardabarros que salen del cuerpo sin recurrir a overfenders, le dan un aire a las viejas Hilux de los 80s, como la de Marty McFly en Volver al Futuro. La contracara está en el frontal en forma de pirámide trunca, con un corte en ochava hacia los laterales que, sumado a las ópticas alargadas dan el toque nipón de Toyota.
Puertas adentro el cambio también es radical sustituyendo las líneas verticales de la generación saliente por unas horizontales al mejor estilo del nuevo Corolla. Lo curioso es que los plásticos utilizados y el tablero realizado en tantas sub partes, restan sensación de solidez al conjunto. Eso sí, el estilo apaisado le da un aire más de chata (en la anterior tenía más estilo SUV) y el ambiente luce más moderno, especialmente en el cuadro de instrumentos con display de información y en la pantalla central.
Alojada como si fuera flotante, la pantalla produce una doble sensación, ya que luce como una Tablet, pero está fija y no coincide con el resto del tablero, pareciendo una suerte de agregado. Respecto del funcionamiento, es correcto, algo lento, y al igual que muchos de estos nuevos sistemas, a veces poco práctico teniendo que apretar varias veces la pantalla para, por ejemplo, cambiar entre las memorias de la radio. El resto es práctico y fácil de usar, los botones -como los del volante- son bien grandes para no equivocarse.
Respecto del espacio en la cabina, es amplio adelante y correcto atrás para cabezas y piernas de dos adultos, lo ideal es reservar la plaza central para un niño o persona de contextura pequeña.
Comportamiento dinámico
Luego de apretar el botón de encendido, presente en nuestra unidad SRX, lo primero que nos llama la atención es lo callado que está el motor respecto de la Hilux anterior. Ponemos directa y se hace notorio el clásico ruido del resbalado del convertidor de par. Además de esto, la caja automática tiene la tendencia a rebajar de más (dos cambios juntos) aun cuando no se pisa muy fuerte el acelerador o cuando volvemos sobre el pedal derecho después de una frenada parcial (léase moderadores de velocidad, cunetas, etc.). En el lado positivo, se nota que se priorizó la suavidad de marcha, que resulta muy fluida.
Otro aspecto de la anterior Hilux que Toyota corrigió en esta nueva entrega es el confort de marcha, ahora no se siente tan dura y tosca, de hecho tiene un efecto similar al de la Ranger, se sienten movimientos acompasados, como si le faltara un poco de dureza de amortiguación, que hacen sentir que estamos manejando un vehículo pesado y robusto. En cuanto a la dirección, sigue estando algo desmultiplicada, pero ahora el volante es similar al de un auto, más chico y vertical, lo que da una mejor sensación de manejo, sin llegar al estilo más de auto de una Amarok.
En cuanto a las prestaciones, la alimentación constante de mucho torque hace que no se sienta explosiva, sin embargo, podemos darnos cuenta que acelera bien, ya sea mirando trepar la aguja del acelerador en ruta, o dejando a varios autos atrás al salir de un semáforo. En ruta, viaja a 120 km/h de velocímetro (113 reales) con solo 1.800 rpm, lo que permite una baja rumorosidad en la cabina y un consumo de 7.3L/100 km, que es muy bueno teniendo en cuenta el peso y área frontal de la Toyota Hilux.
Finalmente, la posición de manejo es buena, además de la regulación de altura y profundidad de volante, nuestra unidad incorpora ajustes eléctricos en la butaca del conductor. El capot plano ayuda a ver sus extremos delanteros con facilidad, mientras que los espejos exteriores grandes cubren bien la retaguardia. Al tener una caja de carga alta y una luneta algo angosta, agradecimos mucho que contara con cámara de retroceso, aunque con unos buenos sensores y señales acústicas ya sería suficiente.
Conclusiones
La nueva Toyota Hilux no supone la misma revolución que causó la llegada de generación anterior ya que, en todos estos años sus principales competidores han presentado productos nuevos y muy redondeados. Si bien se trata de una camioneta completamente nueva, lo que tenemos acá es una correcta pulida de las principales deficiencias de la anterior Hilux con motores más eficientes, potentes, pero sobre todo menos ruidosos, transmisiones de 6 relaciones y finalmente un confort de marcha más aceptable para estos días.
Si a todo lo anterior le sumamos la trayectoria de Toyota y de la Hilux, como marca y modelo indestructibles, el resultado parece ser otra década de dominio en su segmento. ¿Será así?