Antecedentes
Son ya 10 años desde que se presentó la primera generación del Audi R8 en el marco del Salón de París y aunque es un hecho que sus volúmenes de ventas son escasos, es menester destacar que se trata de una de las jugadas más exitosas y bien logradas que pudo haber ejecutado la marca.
El R8 se ha convertido en un símbolo para Audi, un icono reconocible al instante por cualquiera, le gusten los autos o no y también una vitrina en donde la firma se da el lujo de mostrar su capacidad técnica y de diseño.
Para esta segunda entrega, el Audi R8 (que tiene como medio hermano nada menos que al Lamborghini Huracán) ya no tiene que probar nada a nadie, es un miembro bien acreditado del exclusivo club de los superautos. Y en términos de prestaciones es capaz de codearse con la crema innata del segmento, es decir el excluyente círculo en donde encontramos a las Ferraris, McLarens y Lamborghinis.
Diseño
Aunque es completamente nuevo, el Audi R8 de segunda generación retoma las formas de su predecesor y las actualiza para estar ad-hoc al nuevo lenguaje de diseño de la marca. Esto significa que se vé muy similar al modelo anterior y por lo tanto muy R8, aunque si ponemos atención en los detalles encontraremos perfiles más angulados en parrilla, entradas de aire y trazos en general que nos remiten de inmediato al Audi TT.
La versión V10 Plus además incorpora un impactante alerón posterior hecho en fibra de carbono que le confiere una apariencia bastante más pistera.
Características técnicas y mecánicas
Al igual que antes, el nuevo Audi R8 emplea un V10 de 5.2 litros de aspiración natural, que para la versión probada denominada V10 Plus entrega la friolera de 610 CV y 560 Nm de torque y se asocia a una rapidísima transmisión S-Tronic de doble embrague, que a su vez envía la potencia a las cuatro ruedas vía el sistema de tracción quattro.
Lamentablemente y al igual que sucedió con el Porsche GT3 y Porsche GT3 RS, la modernidad ha propiciado que el R8 deje de ofrecer transmisión manual para esta segunda entrega, siendo la S-Tronic la única opción disponible. Y si bien es cierto que no hay forma de que yo pueda efectuar más rápido los cambios que un robot, como entusiasta, ese control y conexión que se logra con los vehículos al manipular la caja manual siempre se va a extrañar.
Confort
El interior es impresionante, por decirlo de una manera conservadora. Lo primero que capta la atención es el nuevo volante, que lleva el concepto de multifunción a un nuevo nivel y que evidentemente está inspirado en los utilizados por los vehículos de competencias de primera (léase F1 o LMP1 del WEC). Encontramos no solo los típicos controles de volumen o computadora de viaje, sino que en este caso podemos manipular prácticamente todas las funciones primarias del vehículo, desde el botón de encendido del motor, pasando por el Audi Drive Select que nos permite elegir entre los distintos modos de manejo, así como el nuevo Performance Mode que se activa al oprimir un botón por separado y del que hablaremos largo y tendido más adelante. Ah, y no podemos olvidar de ese otro botón que activa el sonido deportivo del escape.
Tras el volante se encuentra el sofisticado Virtual Cockpit con esa pantalla de alta resolución y 12.3 pulgadas desde donde se pueden manipular todas y cada una de las funciones del vehículo. El navegador que emplea la tecnología de Google Earth, flanqueado por el cuenta revoluciones y velocímetros es en definitiva la configuración más atractiva del gigantesco display.
Por su parte, en la parte central del tablero se encuentran los controles del climatizador automático bizona que sobra decir, se ven muy atractivos. En la consola central se encuentra la palanca de cambios, ahora con tecnología by wire, el MMI y el control de volumen para el estéreo que de manera opcional puede ser Bang & Olufsen con 550 watts y 12 parlantes, mientras que el equipo de audio estándar es uno de 5 parlantes y 140 watts.
Sobra decir que el R8 presume de un nivel de calidad de armado, acabados así como la atención al detalle que son sobresalientes, la atmósfera en el habitáculo es soberbia gracias a la utilización masiva de cuero, aluminio y fibra de carbono. Aunque como buen súper auto, la practicidad es nula, por ejemplo; el espacio para llevar objetos es muy reducido, más aún si llevás un neumático de repuesto, lo que aniquila el área de carga, tal y como era el caso de nuestra unidad de pruebas. Adicionalmente, la acción de subir y bajar del auto es complicada, tanto por el espacio que requiere el auto para abrir por completo las puertas y permitir la maniobra, como por la posición tan baja que tiene. Ya ni decir que si se trata de una mujer vistiendo falda, la operación requerirá de muchísima habilidad para no dar un espectáculo.
Otros aspectos a considerar son que los portavasos, además de ser pequeños, quedan muy atrás, por lo que utilizarlos es bastante incómodo.
Manejo
Es cierto que el Audi R8 no es un vehículo de uso diario, es muy bajo y demasiado llamativo, sin embargo una de las grandes sorpresas que me llevé fue descubrir lo suave y cómodo que puede llegar a ser en condiciones de uso citadino. En modo Confort la transmisión efectúa los cambios muy suaves y a bajo régimen, la suspensión ajustable es suave, mientras que el motor ronronea discretamente como si de un gatito descansando se tratara.
Al salir a la ruta, lo obligado es pasar a modo Sport, abrir el escape y disfrutar del increíble rugido del V10 (quizá el mejor del mercado de cerca, junto con el V8 del Shelby Mustang GT350 y sin que pueda emitir un juicio sobre los V12 de Ferrari o Aston Martin) y es que en un mundo donde prácticamente todos han decantado por mecánicas sobrealimentadas, el motor atmosférico de este Audi es una luz de esperanza para los puristas.
El Audi R8 V10 Plus es un auto endemoniadamente rápido, para muestra basta decir que el 0 a 100 km/h le toma apenas 3.6 segundos, al activar el Performance Mode, el desempeño se hace completamente radical, tanto que parece que como por arte de magia, el motor dispusiera de al menos un centenar de caballos de fuerza adicionales. En este modo el V10 sube de vueltas al instante acompañado de una nota aguda y pronto podemos ver que la frontera de las 9 mil rpm se acerca (la potencia máxima llega a las 8.700 vueltas) y lo que sigue es una patada de la transmisión para seguir ganando velocidad de una forma impresionante. Adicionalmente, la electrónica es algo más permisiva para obtener el mejor "perfomance" posible, mientras que suspensión, acelerador y dirección también operan al máximo de sus capacidades.
Sin embargo a la par o incluso por arriba de la increíble aceleración, está el "handling" que ofrece el R8. Entra a las curvas con total confianza, haciéndote sentir piloto profesional y mostrando un agarre cuasi interminable, esto gracias al eficiente sistema de tracción integral quattro. En pocas palabras puede doblar tan rápido que llegás a sentir que tu estómago fué a parar al asiento de al lado.
Adicionalmente, la capacidad de frenado parece exceder a la de aceleración, algo que dejará tranquilo hasta al más escéptico. Los inmensos frenos de carbono – cerámicos tienen una potencia brutal y además ofrecen mejor desempeño entre más calientes estén.
Conclusión
El R8 fue desarrollado con el objetivo de funcionar a la perfección ya sea en ciudad, ruta o pista, y hay que reconocer que Audi logró su meta, este superdeportivo es sorprendentemente cómodo y al mismo tiempo puede ser duro, radical y rápido.
Es cierto que es impráctico, todo gracias a que la función sigue a la estética y eso es lo que hace tan atractivos a los superautos. También hay que tener claro que el que puede comprar un Audi R8 V10 Plus no lo quiere como auto del diario, aunque bien podría utilizarlo así, ya que para las labores más aventureras o familiares de seguro tiene una Q7 o un S6.
El Audi R8 V10 Plus es en definitiva uno de los mejores autos del año; es dramático, efectivo y llamativo. De verdad deseo que Audi siga vendiendo enormes cantidades de sus modelos A3, A4 y Q5, ya que eso garantiza la viabilidad futura de caprichos tan costosos y tan encantadores como este… Aunque esté destinado a muy pocos.