Una banda que se había quedado con 150 Jeep Wrangler de manera ilegal fue desbaratada y arrestada por la policía de San Diego. Los Hooligans (tal el nombre de la banda) tuvo acceso a la base de datos que contiene los códigos utilizados para crear duplicados de las llaves de cada vehículo, lo que les permitía abrir el vehículo y arrancarlo. Casi de ciencia ficción.
Al parecer, un distribuidor mexicano de Baja California estuvo implicado en el acceso de esta información. La centena y media de Wrangler fue llevada al país azteca con la intención de venderlos en el mercado paralelo. Las ganancias hubieran sido millonarias, ya que las unidades robadas suman un total de USD 4,5 millones.
Al día de hoy, las fuerzas de seguridad fueron capaces de detener a tres delincuentes, mientras que otros seis siguen fugitivos.