Bugatti y su todopoderoso Chiron lograron algo que nunca había sucedido, romper la barrera de las 300 mph (482,8 km/h) con un vehículo de preproducción. Esta vez el fabricante de origen francés volvió a colocar a uno de sus autos como el más veloz del mundo al llegar a 490.484 km/h (304.773 mph) por medio del piloto pruebas Andy Wallace.
Aunque pareciera que para lograr este tipo de marcas basta con pisar el pedal del acelerador dentro de una pista, la realidad es que para alcanzar este tipo de velocidades, incluso en un entorno controlado, se requiere la conjunción de una serie de factores que van más allá de la valentía del piloto.
Básicamente, son cuatro los factores cruciales a la hora de hacer un intento de récord de velocidad: el vehículo, la pista, la ubicación y el clima. Una vez logrados estos puntos se tienen que preparar a la perfección, a excepción del clima, para alcanzar la cifra de velocidad deseada.
Otro punto a cuidar ante los niveles de velocidad, es la seguridad. En el caso del récord de Bugatti se utilizó la pista de alta velocidad Ehra-Lessien, en Baja Sajonia, Alemania, que es el único lugar en el mundo donde se aplican estándares de seguridad tan altos como se requieren para lograr circular a altas velocidades.
Con una longitud de 21 kilómetros, tres carriles en las curvas y cuatro en las rectas, el circuito está rodeado por barreras de choque y los servicios de rescate están disponibles en los extremos norte y sur. Asimismo, para maximizar la tracción se utilizan elementos especiales para limpiar la calzada antes de cada prueba.
Algo que no estuvo bajo el control de Bugatti es la altitud a la que se ubica el circuito -unos 50 metros sobre el nivel del mar- ya que a medida que aumenta la distancia desde el nivel del mar, el aire se vuelve más delgado y disminuye el número de moléculas en el aire por unidad de volumen. Como contraparte, debido a que la presión y densidad del aire disminuyen, también lo hace la resistencia aerodinámica; por ejemplo a 5.000 metros cae aproximadamente a la mitad, reduciendo en la misma proporción al arrastre.
Dado que la presión dinámica es proporcional a la densidad, la fuerza de arrastre a una altitud de 1.000 metros es aproximadamente un 10% por ciento más baja que al nivel del mar. A velocidades cercanas a 500 km/h, la compresibilidad del fluido también juega un papel, algo que tiende a ser insignificante a velocidades más bajas.
De acuerdo con los cálculos de Bugatti, el récord de velocidad hubiera sido alrededor de 25 km/h más rápido que si se hubiera hecho en Nevada, Estados Unidos, por ejemplo. Sin embargo, Bugatti descartó dicho lugar por motivos de seguridad. En el caso de las Bonneville Salt Flats la ruta es muy larga y sólo va en una dirección, por lo que las fuerzas de seguridad tardarían demasiado en llegar a una eventual emergencia. Además, la pista tiene una ligera "caida" de aproximadamente tres por ciento.
A pesar de las contraproducentes condiciones de presión de aire, Bugatti pudo una vez más, y quizás por última vez, romper el récord de velocidad, ya que el fabricante se retirará de la competencia por producir los autos de producción en serie más rápidos del mundo.