Como parte de su plan de restructuración global, General Motors cerrará sus operaciones en Australia y Nueva Zelanda, aparte de vender una planta en Tailandia, lo que le costó al fabricante de automóviles de Estados Unidos 1.100 millones de dólares.
Con esta medida en la que involucra la desaparición de la marca Holden en Oceanía, GM cumplirá su objetivo de retirarse de las regiones donde no exista rentabilidad, mientras que le permitirá enforcarse más en Estados Unidos, Canadá, México, China, Corea del Sur y Sudamérica.
Una vez que General Motors se retire de Australia y Nueva Zelanda, la compañía despedirá a aproximadamente 600 empleados, mientras que la venta de la planta en Tailandia afectará a 1.500 trabajadores.
Al salir del mercado australiano, General Motors da un paso más en su plan de restructuración. Su último movimiento de esta magnitud fue en 2017, cuando vendió las marcas Opel y Vauxhall a Peugeot SA, además de que salió de Sudáfrica y otros mercados africanos. Posteriormente, GM salió de Vietnam, Indonesia e India.
Sin duda la futura desaparición de Holden es una triste noticia para la industria del automóvil, sobre todo porque se trata de una compañía sumamente longeva. Fundada en 1856 y absorbida por General Motors en 1931, esta marca de autos es todo un icono en Australia. El Commodore, las Ute (pick-ups derivadas de sedanes D) o el Monaro, quedarán en nuestro recuerdo.
¿Las razones? GM apela a los costos que le implica una operación con la configuración de volante a la derecha con una marca muy fragmentada.
El primer ministro de Australia, Scott Morrison, señaló a la BBC: "Me siento desilusionado, pero no sorpendido. Pero si estoy enojado, como creo muchos australianos lo están".