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Test drive

Ford Mustang ST a prueba en pista

Un Mustang con un toque especial

Ford Mustang ST a prueba en pista

El exterior de este Mustang mantiene la imagen retro que los diseñadores decidieron regresar a la vida en el 2005. El enorme capó sostiene una falsa toma de aire. La parrilla es cromada y a diferencia de los demás modelos, incorpora un pequeño símbolo de la marca en la esquina inferior en lugar del clásico caballo al centro del auto. A los lados, podemos encontrar franjas de color blanco que salen de forma horizontal del paragolpes delantero y terminan casi de forma vertical en el guardabarros trasero. Las llantas para esta versión son especiales: de 19 pulgadas y combinan el color plata con el negro. El vehículo que tuvimos a prueba era de color rojo, sin embargo, en las concesionarias Ford también se puede encontrar en negro.

Al encender el Mustang el rugir de su V6 le saca una sonrisa a cualquiera. Al pisar el pedal del embrague, meter primera y salir disparado a toda velocidad, te hace sentir más libre que nunca. Se nota una gran diferencia entre las versiones “comunes y corrientes”  del Mustang V6 y V8. El causante de esta sensación es el nuevo diferencial más corto. Gracias a esto, logra una aceleración 22% más rápida.

Ford entiende que más potencia involucra mejor frenada y más estabilidad. Es por eso, que en el modelo ST, encontramos componentes del Shelby GT 500 en la suspensión y los frenos del V8. ¿Quién dijo que mezclar era malo?

Afortunadamente para los fanáticos de los autos norteamericanos este Mustang se comporta fiel a esos lineamentos. La combinación entre tracción trasera, motor delantero y caja de cambios manual garantiza diversión y adrenalina. Sorprende bastante lo bien que gira y frena. Uno no puede perder la oportunidad de desactivar las ayudas electrónicas. Sin duda, es como montar una caballo sin silla. Podés entablar una relación muy cercana entre la máquina y el conductor. Sin embargo, el Mustang es algo nervioso y requiere de mucha pericia para corregir el trazado. No obstante, con las ayudas electrónicas, es un fiel y noble corcel. Al final del día, sabés que es un automóvil ideal para ir manejando en un atardecer con la ventanillas abiertas, escuchando la dulce melodía de su motor.

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Agradecemos al Autódromo Moisés Solana, en Pachuca de Soto, Hidalgo, por las facilidades otorgadas para la realización de este artículo.

 

José Antonio Hidalgo. Fotos: José Luis Ruiz recomienda