El sistema de escape es uno de esos accesorios “fáciles” de instalar que ayudan notablemente a mejorar el desempeño del motor de tu auto. Su principal objetivo es aliviar la carga del propulsor al sacar los gases fuera de los cilindros.
Durante el proceso de expulsión de gases, el motor pierde potencia por tener que lidiar con una contra presión. La válvula de escape se abre al principio del ciclo de expulsión, y después el pistón empuja los gases fuera del cilindro. Si hay alguna resistencia extra que el pistón tenga que empujar para sacar los gases, en ese instante se pierde potencia. Usando dos válvulas en lugar de una se mejora el flujo, ya que el orificio donde viajan los gases de escape, es más grande.
En un motor normal, una vez que los gases salen del cilindro llegan a lo que se conoce como el múltiple de escape. Desde éste, los gases fluyen dentro de un tubo hacia el catalizador y el silenciador. Un múltiple puede ser una importante fuente de contra presión, ya que los gases de un cilindro pueden acumular presión en el múltiple del próximo cilindro, creando una reacción en cadena con los otros cilindros.
La idea detrás de un sistema de escape es eliminar la contra presión del múltiple. En lugar de uno sólo para todos los cilindros, cada cilindro obtiene su propio tubo de escape. Éstos vienen juntos en un conducto más grande llamado múltiple. Cada tubo debe tener la misma dimensión y longitud, ya que al ser iguales se garantiza que el gas de cada cilindro se mueva con suficiente espacio y de manera equitativa al colector, evitando que se genere contra presión por los cilindros compartiendo un mismo colector.