Aunque no muchos lo conocen, la primera generación del MINI GP salió en 2006 como un Kit de personalización. Ahora, la marca inglesa lo presenta como un auto aparte, que será utilizado como insignia. Aunque aquí no ha llegado, tuvimos la oportunidad exclusiva en Argentina de viajar al lanzamiento del MINI Paceman en Puerto Rico, donde lo manejamos.
Diseño e interior
Empezando de afuera para adentro, el MINI GP se diferencia por un color de la carrocería exclusivo, gris con algunos detalles en negro y otros en rojo, que sin duda lo hacen lucir más deportivo. Los paragolpes también son diferentes, al igual que el spoiler en la parte trasera, todos funcionales, desarrollados para mejorar la refrigeración del motor, reducir el coeficiente aerodinámico y mantenerlo pegado al piso a mayor velocidad.
Adentro, encontramos más elementos “racing” que decoran el interior como los emblemas de GP en el tablero, los estribos de las puertas y el volante, pero sobre todo lo que más salta a la vista es la falta de asientos traseros, eliminados para ahorrar peso. En su lugar encontramos una muy estilizada barra que atraviesa el auto de lado a lado. Los ingenieros aseguran que no aporta rigidez estructural, sino simplemente está ahí por reglamentaciones que obligan a tener una protección detrás de los asientos para que la carga del baúl no golpee a los ocupantes.
Los materiales utilizados como la alcántara decoran algunas partes del interior y los asientos te mantienen bien agarrado. Un detalle que nos agradó mucho es el de los cinturones en color rojo, muy deportivos y al estilo del auto.
Mecánica
Cuando empezaron a desarrollar este auto, se les pidió a los ingenieros que crearan el MINI más veloz que pudieran. Fue entonces que en lugar de concentrarse en dotar de más poder el motor 1.6L turbo Twin-Scroll (tiene un aumento de sólo 7 CV más respecto al MINI JCW normal), se dieron a la tarea de descargar estos 218 CV al suelo.
La suspensión fue reducida en altura y reafirmada, los frenos adoptaron cálipers de seis pistones y discos de 13 pulgadas adelante, las llantas de 17” son más ligeras y las cubiertas son semi-slicks con mayor adherencia y sin ser RunFlat.
¿El resultado? El MINI más rápido de la historia con 6.2 segundos para llegar a 100 Km/h y una velocidad máxima de 242 Km/h. Pero sin duda lo más impresionante es el manejo y cómo entrega su poder al piso para salir rápidamente de una curva hacia otra.
La dirección, asistida eléctricamente, apunta el auto al instante en el que se empieza a girar el volante y con una precisión prácticamente quirúrgica. La suspensión, aunque es evidentemente más dura, nos sorprendió por su comodidad, en parte gracias a las cubiertas que no son RunFlat, pero también por mantener el auto en forma bajo cualquier situación, ya sea en asfalto de calidad impecable –poco en Puerto Rico- y en mal estado.
El motor se siente mucho más en armonía con la carrocería, suspensión y dirección del GP. No existe el conocido “torque steer” y el retardo del turbo se percibe menos gracias al menor peso.
Todo está muy bien al acelerar, doblar, etc. pero ¡también los frenos son impresionantes! Si pisás fuertemente el pedal de en medio, la desaceleración brutal, superior a lo que esperábamos y de hecho nunca llegamos a su límite, siempre terminábamos frenando de más antes de una curva en los estrechos caminos de la isla de Puerto Rico.
Sin duda es un gran auto-juguete, el mejor MINI de la historia definitivamente y uno de los autos más divertidos que nos ha tocado probar hasta ahora.