Para finales de los ´70, casi todos los autos de Rally eran de tracción posterior y con una potencia cercana a los 250 caballos de fuerza. Los modelos más famosos de ese periodo eran el Lancia Stratos (el primer auto construido especialmente para correr), el Fiat 131 Abarth, el Ford Escort MKII, y el Porsche 911 SC.
El tremendo éxito deportivo y publicitario que obtuvo el Stratos, hizo que la Federación Internacional, FISA por aquel entonces, se cuestionase la posibilidad de obligar a los constructores a preparar autos específicamente para competir en el Mundial de Rally. De esta manera, y como primer paso, en 1979 se autorizó el uso de la tracción a las cuatro ruedas.
La mayoría de los constructores dudaban del nuevo sistema, considerándolo muy pesado y complejo. Audi, sin embargo comenzó a trabajar en dicho sistema, basándose en la tracción integral que ya equipaba al Volkswagen Iltis, un vehículo militar liviano. Al año siguiente, Audi -contradiciendo a los demás constructores- presentó en el Salón de Ginebra de 1980 el Audi Coupé Quattro de calle, con lo que ya estaba dando el primer paso para cambiar la historia del Rally.
Ese mismo año, el Audi Quattro corrió en el Rally de Austria, válido para el campeonato europeo, y lo ganó ampliamente. También participó como auto #0 del Rally Algarve, en Portugal, pilotado por el finés Hannu Mikkola, y de haber corrido hubiese ganado por más de 9 minutos de diferencia. Ya casi no quedaban dudas, la tracción integral era claramente superior.
Si bien el Audi Quattro era muy difícil de manejar, en 1981 ganó su primera prueba por el Campeonato Mundial, lo que ya presagiaba el fin de la tracción simple en el mundo del Rally. También en el ´81, en el Rally de San Remo, Audi fue testigo de un nuevo hito en la historia de éste deporte motor, permitiéndole a la francesa Michele Mouton, convertirse en la primera mujer en ganar una prueba internacional de Rally.
La tracción integral hacía posible que el Audi aprovechara mejor la potencia de su motor de cinco cilindros, pudiendo aplicarla con cierta facilidad, cosa que los demás autos no podían hacer. En 1982, las reglas del Mundial de Rally cambiaron. La FISA aprobó la nueva reglamentación, por lo que el Grupo 4 pasó a denominarse Grupo B, que con una cantidad mínima de 200 unidades fabricadas, permitía a un constructor poner en pista un auto especialmente diseñado. Además, podían sacar versiones evolucionadas de esos autos, solo con hacer 20 unidades extra.
Los Grupo B tenían pesos mínimos muy bajos, no había límites de potencia, y las reglamentaciones en cuanto a seguridad estaban bastante descuidadas. Además, el uso de estructuras tubulares y materiales "high-tech" estaba permitido en la construcción del auto, por lo que el resultado fueron prototipos extremadamente veloces y llamativos, pero muy peligrosos.
Con tan poco tiempo de preparación, en el ´82 no hubo autos del Grupo B, por lo que en esa temporada y en la siguiente convivieron ambos reglamentos, el del Grupo 4 y el del Grupo B. Recién para 1983 Lancia presentó el 037, el primer Grupo B. Con un impulsor de 2 litros sobrealimentado, que entregaba 300 caballos a las ruedas traseras, se convertiría en el rival más áspero del Audi Quattro, que había sido diseñado bajo las especificaciones del Grupo 4. Con la ventaja de la tracción Quattro, el Audi podía aplicar mucha más potencia al piso (tenía 370 burros), y al distribuirla entre cuatro neumáticos, podía usar compuestos más blandos que mejoraban aún más la tracción. Sin embargo, el Lancia tenía una distribución de pesos ideal, con un motor ubicado en el centro del auto, y una estructura tubular sumamente eficaz.
Otras marcas también presentaron para esa temporada nuevos autos de Grupo B. Aunque la mayoría de las victorias se las repartieron entre Lancia y Audi, hubo otros contrincantes que le arrebataron algunos podios. Entre ellos podemos mencionar al Toyota Célica Twin Cam Turbo, basado en la tercera generación del modelo de calle, pero con un motor de 1.8 litro con turbo, que estaba inflado hasta los 320 caballos de fuerza. Debutó en el rally de Finlandia, pero donde realmente demostró todo su potencial, basado en su robustez, fue en el Rally Costa de Marfil, que ganó en ese mismo año, y en el Safari de Kenia, que lo vio vencedor tres veces consecutivas.
Otro de los nipón presentes en el Grupo B fue el Nissan 240 RS, derivado del auto de calle y equipado con un motor de 2.4 litros con 300 caballos que se entregaban a las ruedas traseras. Su mejor actuación fue un segundo puesto en el Rally de Nueva Zelanda de ese año.
El Citroën Visa 1000 Pistas, fue una evolución del Visa Chrono que venía corriendo en el Grupo 4. Si bien no disponía de gran potencia, era un auto ágil y pequeño, que sacaba diferencias en lo trabado. El Mazda RX7, no tuvo mucho suceso en el Mundial de Rally, pero era muy atractivo y su sonido muy peculiar con su motor rotativo Wankel de doble rotor, pero alimentado por dos carburadores Weber 51, que enviaban los 300 caballos de potencia a las ruedas posteriores.
Lancia se llevó el título de constructores al final de la temporada ´83, mientras que Audi se debió contentar con el de pilotos, que fue para Hannu Mikkola.
Hasta aquí llegamos con la Primera parte de este informe, no te pierdas la semana próxima la segunda y última entrega con lo mejor, del 84 hasta la clausura del Grupo B con los Peugeot 205 T16, Renault 5 Turbo, y todo tipo de bestias con más de 500 caballos.
Si te gustan los autos clásicos y querés ver este informe en TV, entonces sintonizá Escala Cásica. La primera parte del especial del Grupo B sale en los siguientes días y horarios
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