Antecedentes
Porsche es una marca que ha evolucionado a lo largo de su historia. De haber continuado solamente con productos tan de nicho como el 911, probablemente ya no existiría. Primero llegó el Boxster, el producto que acercó la marca a un nuevo segmento. Posteriormente, el Cayenne, su primer SUV, que además salvó a la compañía de la quiebra para convertirse hoy en día en su producto estrella.
Ahora, es turno de que el Cayenne, en su segunda/tercera generación (la marca toma el facelift del Cayenne de 2008 como segunda generación) de un paso más adelante ofreciendo no sólo una versión diesel sino, esta híbrida, con dos fuentes de poder que le ayudan a mantener un bajo consumo de combustible y emisiones de gases contaminantes.
Técnica y Mecánica
La versión híbrida del Cayenne se sitúa justo entre el Diesel y el S. Cuenta con un motor naftero de seis cilindros en V de 3.0L. Además, está el motor eléctrico que produce 47 CV adicionales. En conjunto, el sistema llega a los 380 CV (333 del motor de combustión) que son 20 caballos menos que la versión V8 aspirada del Cayenne mientras que el torque, llega a 739 Nm, 176 más que el Cayenne S.
Las baterías de níquel-hidruro metal que alimentan el motor eléctrico se encuentran debajo del baúl, justo donde encontraríamos la rueda de repuesto.
La tracción se envía a las cuatro ruedas mediante el sistema Porsche Traction Management y la transmisión es automática Tiptronic S de ocho relaciones. Además encontramos el sistema Start/Stop que apaga el motor de combustión cuando esperás en un semáforo, etc., y lo vuelve a encender cuando es necesaria potencia extra ya que el Cayenne S Hybrid puede circular con el motor eléctrico a bajas velocidades.
En cifras, versión híbrida del Cayenne acelera de 0 a 100 Km/h en 6.5segundos -1.3 s más rápido que el Cayenne V6 y 0.6 s más lento que la versión S- mientras que la velocidad máxima del híbrido es de 242 Km/h (230 para el V6 y 258 para el V8).
Interior
Si de algo no nos podemos quejar es de la calidad, diseño y atención al detalle del interior de los nuevos Porsche, y el Cayenne no es la excepción. El interior, aunque sea todo negro para nuestra unidad de pruebas, luce muy bien y hace resaltar los detalles en cromo de las salidas de aire, las levas de cambios detrás del volante, sus brazos y la base de la palanca.
Hay gran cantidad de botones, aunque la pantalla central es táctil que permite acceder a todas las funciones del vehículo.
Comportamiento dinámico
La experiencia de manejar un Porsche –cualquiera de ellos- inicia desde el momento en el que lo encendés. Y es que todos sus productos tienen el switch del lado izquierdo del tablero. El sonido del motor es diferente al resto de la gama pues no alcanzamos a percibir el ligero ronquido con el que usualmente lo hacen, inclusive el V6 normal.
Una vez engranada Reversa o Drive, el motor naftero se apaga, si las baterías cuentan con suficiente carga, para dejar que el eléctrico haga su trabajo. Si no presionás mucho el acelerador, el motor de combustión no se enciende hasta que acabe la carga de la batería o el torque que ofrece el eléctrico no sea suficiente para mover el vehículo.
Al circular a una velocidad constante, es prácticamente imperceptible la transición entre una motorización y otra, pero si observás el dial de información en el tablero que indica el sentido del flujo de energía entre el V6, las ruedas y la batería, podés apreciar cómo en algunos momentos el motor o las ruedas pasan cargar la batería o cómo la batería impulsa las ruedas.
Todo esto está enfocado al ahorro de combustible, pero ¿Sacrifica el desempeño digno de la marca de Stuttgart? Cuando presionás el acelerador a fondo, ambos motores alimentan las ruedas, sumando la potencia de los dos, pero más importante, también el torque, impulsándolo como si el motor fuera un V8 por breves instantes.
En cuanto al desempeño del chasis, gracias a la suspensión neumática, las tres opciones de firmeza se adecuan a la situación en la que te encuentres. En modo Confort, la suspensión absorbe las irregularidades del camino, aislando al conductor y sus ocupantes de lo que sucede debajo, mientras que en Sport, se endurece para evitar cualquier movimiento de la carrocería. El modo Normal, intermedio entre los dos, funciona para la mayoría de las situaciones.
Aunque el manejo no es tan preciso como en otros productos de la marca –inclusive otros Cayenne- en parte debido a la dirección eléctrica que le resta comunicación entre las ruedas y el conductor, el Cayenne S Hybrid logra velocidades, aceleraciones y fuerzas G laterales que la física no permite en muchos otros autos deportivos.
Conclusiones
El Cayenne S Hybrid nos sorprendió con su gran despliegue de tecnología para ahorrar combustible, pero sobre todo nos mostró que no es necesario sacrificar desempeño por ser “amigable con el medio ambiente” como sucede con otros híbridos. Aunque sí pierde un poco de carácter deportivo, definitivamente lo consideramos un producto más redondo, completo y sobre todo inteligente, que su hermano mayor, el Cayenne S.