Carola Teixidó y Víctor Millán, una pareja de diseñadores chilena, están recorriendo 45 mil kilómetros con aceite de cocina, (desde Alaska a la Patagonia), atravesando 17 países a bordo de un vehículo bautizado como “Piscola”
"Piscola" es una casa rodante montada sobre una camioneta Ford F-250 Powerstroke Diésel V8 de 7.3L, en la cual es posible utilizar aceite vegetal quemado como combustible para su motor, lo que trae enormes beneficios, porque abarata los costos de este inmenso viaje y además se logra reciclar el aceite usado, que si se desechara, contaminaría con un litro unos 1.000 litros de agua.
“Piscola tiene dos tanques, uno para Diésel y otro para aceite, y para hacerla funcionar con este último debimos realizar una conversión al sistema de combustible. Para ello, instalamos una bomba adicional más poderosa para el aceite, otro filtro de combustible y un calentador,ya que el aceite al ser más viscoso que el Diésel se debe calentar antes de ser bombeado al motor”, asegura Víctor, uno de los trotamundos que investigó exhaustivamente por internet la mejor forma de viajar, curiosidad que nace tras haber vivido y viajado por Nueva Zelanda, Asia y Europa. Una vez conseguido el aceite, deben filtrarlo antes de cargarlo en el tanque.
Además, para hacer el viaje aún más "ecoamigable" instalaron un panel solar en el techo de la casa rodante, así lo explica Carola, quien desde chica sus amigas la apodaron "Capitán Planeta" debido a su eterna inquietud por mejorar el medioambiente: “con este aparato solar cargamos una batería que nos permite tener luz y usar los computadores, con los cuales escribimos nuestro blog de viaje Upa Chalupa.org, expresión chilena que usamos cuando alguien propone algo y el otro se suma sin pensarlo. Decidimos ponerle así ya que identifica 100% nuestro estilo de vida y nuestra relación”.
Actualmente, se encuentran en la ciudad de San Cristóbal de las Casas, en el estado de Chiapas, y ya han manejado un total de 26.934 kilómetros y reciclado 3.780 litros de aceite. En Canadá, el aceite usado fue bastante fácil de conseguir ya que recibieron una donación de 1.200 litros, lo que les dio un rendimiento de 6.000 kilómetros aproximadamente, que les ayudó a llegar hasta Alaska. Pero en Estados Unidos y México les ha sido más difícil conseguir, ya que en el primer país los restaurantes lo venden a empresas que lo utilizan para producir biodiesel, y en el segundo, los restaurantes lo tiran a la basura.
Si bien el motivo es ecológico y nadie duda de sus buenas intenciones, es al menos curioso que decidan hacer su travesía con una de las camionetas menos económicas del mundo, con un motor gigantesco (el ya mencionado V8 Diésel de 7.3 L y 250 CV, que pesa en seco unos 420 Kg.) y que además es obsoleto, ya que durante la década pasada ha sido reemplazado primero por un 6.0 L y ahora por un 3.2 L en el mismo modelo. Quizás su concepción antigua sea el factor determinante que le posibilita digerir sin problemas el aceite usado para hacer papas fritas, o quizás simplemente lo que consideran los chilenos por "ecológico" no es lo mismo que en Argentina.
UpaChalupa, filtrando el aceite