El 4 de julio de 1954 (el pasado viernes se cumplieron 60 años), el argentino Juan Manuel Fangio ganó el Gran Premio de Francia de Fórmula 1 disputado en Reims. Se trató de la primera victoria del Mercedes-Benz W196R, un modelo que luego se hizo popular bajo el nombre de Flecha de Plata. A partir de allí comenzó una época gloriosa en la historia de la marca alemana, que dominó aquel año y el siguiente siempre con el Chueco de Balcarce como el gran capitán.
Este GP francés se conoció más tarde como “el Milagro de Reims” porque se la vinculó directamente con la Copa Mundial de Fútbol ganada por la selección alemana el mismísimo 4 de julio de 1954 y que fue conocida como “el milagro de Berna”. En dicho torneo organizado por la FIFA, contra todos los pronósticos, Alemania derrotó en la final a Hungría por 3 a 2 y se convirtió en campeón por primera vez. Esta victoria provocó el júbilo en ese país -nueve años después del fin de la Segunda Guerra Mundial- y ayudó al denominado “milagro económico alemán” ya que permitió incrementar el espíritu nacionalista y la autoestima en el país.
Para el día de la carrera en el veloz circuito galo, Fangio y Kling se habían asegurado el primero y segundo lugar de la grilla, mientras que el germano Hans Herrmann, el otro piloto de Mercedes, arrancó desde la tercera fila. Cuando la carrera comenzó a las 14.45, Fangio y Kling tomaron la delantera, mientras que Herrmann se abrió camino rápidamente y los alcanzó. Desde la vuelta 11 de las 61 pactadas los tres W196R iban a la cabeza, pero en la vuelta 17 Herrmann se retiró por daños en el motor.
Las dos Flechas de Plata que estaban al frente del pelotón tuvieron un intenso duelo por la punta. La batalla fue tan vibrante que el comentarista de radio alemán Reiner Günzler anunció la victoria de Kling en la vuelta 60ª, aunque aún había un giro por recorrer y en el que Fangio dio todo para quedarse con la gloria y vencer a su compañero por medio auto después de recorrer 506,4 kilómetros.
Aquel Mercedes-Benz que apabulló en Reims cumplía con todas las condiciones de la nueva fórmula del Gran Premio del CSI (Comisión Sportive Internationale): 750 centímetros cúbicos de desplazamiento con supercargador o 2.500 centímetros cúbicos, sin restricciones en la composición del combustible. El motor colocado en la Flecha de Plata era un ocho cilindros de 2.496 cm3 que llegaba a los 256 cv a las 8.260 rpm; mientras que el chasis tenía una suspensión de torsión-barra y un nuevo eje trasero de articulación única y frenos de tambor Duplex turbo refrigerado. Aunque en Reims se utilizó una Flecha de Plata carenada, también hubo otra versión con ruedas descubiertas.
Fue con este magnífico éxito en territorio francés que Mercedes-Benz regreso a los Grandes Premios después de una ausencia de 15 años. Aquel éxito de Fangio en Francia fue el tercero de la temporada y se sumó a los conseguidos en la Argentina y en Bélgica, aunque utilizando una Maserati. El balcarceño volvió a ganar con la máquina teutona en Alemania, Suiza e Italia y así consiguió su segunda corona en la naciente F1. Al año siguiente el argentino volvió a lograr el cetro con una Flecha de Plata en una campaña que incluyó éxitos en Argentina, Bélgica, Holanda e Italia.
Seis décadas después de aquel primer éxito de Mercedes en la F1 de la mano de Fangio, la marca alemana vuelve a dominar en la categoría reina del automovilismo. Sin dudas, la espera valió la pena.
Fuente: CORSA