Muy bien, te compraste un 500, saliste a pasear, las cosas progresaron y ahora tenés una familia que no entra ni con un calzador XXL adentro del pequeño FIAT. ¿Qué hacer? Buscar el mismo encanto pero en formato familiar, o sea, en el 500L.
Si señores y señoras, este modelo tiene poco que ver con el pequeño citadino, excepto por una cosa, el atractivo de su estilo con elementos retro. Estamos hablando de un MPV compacto de última generación, práctico, pero con mucho punch en la vista.
Mecánica y seguridad
Si bien se llama 500, la L indica que estamos en otra liga, a tal punto que no utiliza la misma plataforma. Metro en mano las diferencias respecto del Cinquecento a secas son abrumadoras, el L le saca 600 mm de largo, 157 mm de ancho y 312 mm en distancia entre ejes. Si lo medimos contra otro MPV compacto de concepción europea, el Citroën C3 Picasso, también es más grande en todas las medidas y solo pierde en algunas direcciones contra el Chevrolet Spin, que en realidad está un poco crecidito de cuerpo para su segmento.
Mecánicamente, el 500L ofrece un 1.4L 16V de 95 CV y 127 Nm asociado a una caja manual de 6 velocidades. Esta potencia se queda corta respecto de modelos como el C3 Picasso 1.6 y alcanza para un lento 0 a 100 km/h de casi 15 segundos, aunque las cifras de aceleración a veces no dicen todo sobre un auto.
En cuanto a seguridad, cuenta con ABS, ESP, control de tracción, 6 airbags, anclajes ISOFIX, tres cinturones de 3 puntos en el banco trasero y otros sistemas interesantes como encendido automático de luces y limpiaparabrisas, alarma e inmovilizador de motor. Si sumamos su estructura, entendemos por qué alcanzó la mejores calificaciones en las pruebas de choque de la EuroNCAP y la IIHS.
Diseño e interior
Acá es donde el 500L despliega sus mejores armas de seducción. Por fuera reinan las líneas redondeadas, pilares oscuros que hacen parecer flotante al techo, y elementos retro como las luces delanteras y traseras. El remate es la línea superior de las ventanillas que cambia sobre el último cristal haciendo cierto guiño al 500 Giardineira original, aunque en general también recuerda mucho al MINI Countryman actual.
La cabina mantiene elementos retro como la moldura en color carrocería inspirada en los viejos tableros de chapa. Obviamente hay muchos elementos del Siglo XXI incluyendo una pequeña pantalla táctil de 5” que lamentablemente no incluye navegador. Además de ser funcional con varios portaobjetos, aquí nada carece de estética, incluyendo el coqueto volante y el voluptuoso pomo de cambios. La calidad de materiales y de ensamble simplemente está por encima de las ofertas made in Mercosur.
El espacio es muy bueno en todas las plazas y el baúl ofrece 400 dm3, con una bandeja que se puede usar para dividirlo horizontalmente. En el equipamiento destacamos el climatizador bi zona, la conectividad con Bluetooth, USB y entrada Aux, controles por voz que realmente funcionan (esta sí es una novedad para la industria entera) y regulación lumbar eléctrica en los asientos delanteros.
Comportamiento dinámico
Lo primero que tenemos que tener en cuenta es que el 500L sigue un enfoque práctico y de uso familiar relegando las pretensiones de deportividad de su hermanito, el 500 a secas. Esto equivale a suspensiones confortables, una posición de manejo alta, con todos los ajustes necesarios (incluyendo altura y profundidad de volante) y dirección ligera que puede volverse más liviana a baja velocidad con el botón City, lo cual lo hace muy fácil de llevar en el tránsito urbano.
El cuadro de instrumentos es el clásico de FIAT, pero aquí los relojes ofrecen fondo blanco. Los retrovisores son grandes, la superficie acristalada es amplia y se suman sensores traseros de estacionamiento para facilitar las maniobras.
En ciudad, siguiendo los consejos del EcoDrive, que evalúa nuestra conducción en 4 aspectos: aceleración, desaceleración, paso de cambios y velocidad, nos vamos a desplazar relativamente despacio, pero con consumos entre los 8 y 9 Kilómetros por litro lo que es muy ponderable por el peso del 500L (no es tan chico y respeta altos estándares de seguridad). Teniendo en cuenta que la fuerza llega de un 1.4L sin turbo, si queremos sacarle un poco más de pique vamos a tener que recurrir con frecuencia a la palanca de cambios.
En ruta, la caja de 6º permite viajar a 120 km/h de velocímetro (114 reales) con apenas más de 3.000 rpm y un consumo promedio –según la computadora de a bordo- de 15.5 km/L. La insonorización mecánica es tan buena que solo se sienten algunos rozamientos aerodinámicos. Eso sí, a la hora de adelantar a otro vehículo es mejor bajar hasta 4º. Apoyado sobre caucho grueso su estabilidad es buena a velocidades legales, aventurándonos más allá implica sensibilidad a vientos y movimientos laterales.
Conclusiones
El 500L solo comparte con el Cinquecento a secas el nombre y el estilo. Se trata de un MPV con encanto y eso ya es mucho decir en un vehículo que suele condenar la estética al reinado de la practicidad.
Teniendo en cuenta el precio, más alto que el de cualquier modelo del segmento made in Mercosur, el único reclamo viene por el lado del motor, no porque no sea bueno, pero porque le faltan unos cuantos CV para entregar la performance ideal, especialmente a la hora de pasar un camión en la ruta con el auto cargado. Esto no empaña un producto muy redondo, bien hecho, práctico, seguro y muy bien equipado, o ¿sí? Esa es una decisión tuya.