Es un hecho que más del 90% de los accidentes automovilísticos son causados por errores humanos. En el desglose de los múltiples factores que más propician los siniestros, estar alcoholizado es de los más frecuentes, sólo en este rubro se registran cerca de 10.000 muertes al año únicamente en Estados Unidos.
Para que esta cifra disminuya, la Administración Nacional de Seguridad del Tráfico (NHTSA) ha desarrollado un prototipo de sistema que detecta el grado de alcoholemia en los conductores. Una vez que se descubre que los niveles son superiores a lo legal, entonces el vehículo queda inutlizado.
Este sistema denominado como DASS -Driver Alcohol Detection System for Safety- requiere de dos tecnologías. La primera consiste en una serie de sensores y un detector infrarrojo que se encargan de escanear la piel del conductor para descubrir la concentración de alcohol en la sangre. En caso de que sea superior a 0.8, el automóvil queda inmovilizado. En el segundo, analiza el aliento del conductor para obtener el porcentaje de alcohol en la sangre.
Dentro de los planes de la NHTSA es que alguno de estos dos dispositivos sean incorporados por los fabricantes de automóviles en menos de cinco años.