Aunque la marca no quiere decir oficialmente el nombre, la nueva generación del Chevrolet Cruze que se producirá en el país, se va a presentar a en Argentina el 3 de mayo. Pero el modelo también es producido en México y gracias a la presencia de Autocosmos en toda América Latina ya pudimos subirnos a una unidad para contarmte nuestras primeras impresiones de manejo.
El nuevo Chevrolet Cruze está fabricado sobre la plataforma D2XX, y monta un motor de pequeña cilindrada con turbo. Su estética vanguardista, con buenas proporciones y áreas acristaladas amplias, que dan mucha luz al interior, lo colocarán rápidamente en una buena posición en el segmento, donde el diseño es cada vez más arriesgado y similar.
¿Es un X o Millenian?
Las dos generaciones estarán satisfechas con este modelo, ya que ofrece una buena apariencia y potencia, más todos los gadgets que el sector juvenil de la población adquiriente busca. El Cruze ha sabido amalgamar el Car Play con la tecnología turbo, o los tapizados de cuero con un “pad” de carga por inducción, y las funciones Mirror Link.
Haciendo los primeros kilómetros de un Cruze recién fabricado.
Aunque no tiene talante deportivo, la respuesta del acelerador nos deja con un buen sabor.
Siempre quise recoger un auto de prueba en la fábrica en donde se produce, y en esta ocasión puede hacerlo. Si bien Chevrolet ya nos tenía preparados algunos vehículos, antes de proceder al manejo dimos un breve recorrido por las instalaciones donde vimos los procesos finales de fabricación de este vehículo, ¡incluso pudimos literalmente “sacar” de la línea de ensamble un grupo de Cruze terminados!
Después del recorrido por las líneas de montaje, justo en la puerta de la planta había un arco de salida para una ruta larga con una distancia total de 2.165 kilómetros, de los cuales Autocosmos cubrió la primera etapa, un recorrido de 450 kilómetros a bordo de la versión tope de gama, denominada (en México) Premier.
El tren motor compuesto por un Ecotec de cuatro cilindros de 1.4 litros turbo, acoplado a una caja automática tradicional de seis cambios se mueve con soltura, los 153 CV fluyen de manera silenciosa y constante. El escalonamiento de la transmisión es bastante suave, los cambios son sutiles y aunque no tiene un talante deportivo, ni pretensiones de serlo, la respuesta del acelerador nos deja con un buen sabor.
Se destaca el silencio en el interior del habitáculo, muy bien aislado
El trabajo de la suspensión es firme y suave, dando una sensación de completo control al conductor, y confort a los demás ocupantes. El equipo de frenos, con ABS obviamente, se sintió firmes, aunque no abusamos mucho ya que aún un estaban asentados. Los promedios de velocidad siempre fueron alegres y lo que más se destacaba era el silencio en el interior del habitáculo, muy bien aislado. Los puntos negativos que encontramos son una dirección de asistencia eléctrica demasiado anestesiada, que en manejo rápido suele ser errática.
Seguramente, durante su lanzamiento tendremos la oportunidad de tener un primer contacto en Argentina con una unidad producida en nuestro país y al poco tiempo de probar al nuevo Chevrolet Cruze para saber cómo se comporta también en la vida cotidiana. Por ahora, la primera impresión de la segunda generación del modelo fue positiva.