Aquel envión del inicio de la temporada con los cuatro triunfos consecutivos en Australia, Bahrein, China y Rusia le permitió al alemán Nico Rosberg (Mercedes-Benz) ser claro favorito al título de la Fórmula 1 de este año. Aunque luego tuvo que soportar como su compañero inglés Lewis Hamilton le robó el protagonismo con una racha de seis victorias en ocho carreras, desde el inicio de la última parte del campeonato tras el receso de un mes Nico no ha parado de festejar. Se impuso en el Gran Premio de Bélgica, volvió a celebrar en el GP de Italia y ahora sumó su tercer éxito en fila al imponerse en el GP de Singapur. Pero esta vez la celebración fue más que especial. No solo porque ganó en su 200º GP en la categoría, sino porque volvió al frente del torneo.
La pole position que logró el sábado demostró lo que podría llegar a hacer el domingo. Efectivamente, en la accidentada largada -su compatriota Nico Hulkenberg terminó con su Force India contra el paredón de boxes por un toque del español Carlos Sainz de Toro Rosso-, Rosberg mantuvo la punta y fue aumentando paulatinamente la diferencia con respecto a Daniel Ricciardo (Red Bull). En ese orden llegaron a la meta, aunque sobre el final aquella apreciable ventaja se redujo drásticamente cuando Ricciardo calzó en su auto gomas súper blandas. Eso le puso emoción a una competencia mayormente aburrida.
“En el pasado esta pista no me ha tratado tan bien, así que esta victoria es muy especial”, destacó Rosberg, quien tuvo problemas con los frenos desde el mismo inicio de la prueba. “Corrí sabiendo que se podían romper en cualquier momento, pero por suerte aguantaron”, explicó. Mientras que sobre la presión que le ejerció Ricciardo comentó: “Fue una victoria justa, pero la hemos logrado nosotros. Desde mi box me informaban quién venía detrás hasta que les pedí que lo dejaran de hacer. Realmente, no me agrada que me digan quién es mi escolta y cuánto me viene descontando”.
Aunque el esfuerzo de Ricciardo no rindió sus frutos, demostró que Red Bull Racing levantó su nivel. “Estoy contento, fue una carrera perfecta. Tan pronto como hicimos el pit stop pensábamos que Nico iba a entrar y por eso lo presioné. Al final no ingresó a boxes, pero conseguimos terminar muy cerca”, aseguró el aussie, que llegó a 488/1000 del ganador.
Fuente: CORSA