Los Salones del Automóvil no están en su mejor momento. Para darnos una idea, el último Salón de Frankfurt, uno de los más importantes del planeta por marcas, sufrió un descenso del 13% de asistencia durante 2017. En total, 810.000 personas pasaron por el Salón en los siete días que se mantuvo abierto, contra 930.000 en 2015.
Esta tendencia se repite en eventos tales como Nueva York, Detroit o Los Ángeles, cada vez menos populares. No es raro entonces observar una fuerte disminución en la participación de las marcas. Los costos, muchas veces, no hacen redituable los stands y muchas veces los reflectores no subsanan este déficit.
En ese sentido, hay marcas que han preferido dar vuelta a sus presentaciones con eventos propios como Audi y Volvo, donde exhiben gran parte de sus vehículos. Asimismo, el número de marcas que han optado por realizar sus lanzamientos en escenarios más específicos como el Festival de la Velocidad de Goodwood o el Concurso de Elegancia de Pebble Beach en California ha aumentado.
No obstante, hay compañías como Mercedes-Benz o BMW que aún apuestan por los Salones tradicionales y en ellos exhiben excepcionales ejemplares como el Mercedes-AMG Project One o el BMW Vision Dynamics Concept... habrá que ver cómo continúa esta tendencia.