No son muchos los pilotos que, de manera activa o ya retirados, son tan emblemáticos para una marca como sucede con Walter Röhrl y Porsche. Hace 25 años, el tetracampeón del Rally de Montecarlo firmó con la casa de Stuttgart para unirse como embajador y piloto de pruebas. En realidad, la relación del alemán y la marca data de antes: en 1977 manejó un 911 para el Rally, iniciando un camino que lo llevó primero a FIAT y luego, en 1981, a pelear el Campeonato Alemán de Rally a bordo de un 924.
Röhrl también estuvo involucrado en el desarrollo del 959 y en la tecnología de tracción integral para el 964. En 1993 ya se uniría oficialmente a Porsche como representante y piloto, y al firmar dejó en claro que había una condición: Röhrl se encargaría de que al presidente de Porsche en ese entonces (Wendelin Wiedeking), “siempre se le dijera la auténtica verdad sobre las nuevas evoluciones”. A partir de allí, el automovilista fue parte del desarrollo y la puesta a punto de varios autos como el 959, el Cayman GT, el 918 Hybrid, y todas las versiones del 911 y Panamera.
“He aprendido una lección muy importante durante mi etapa en Porsche: el comportamiento más exigente que demandamos a un deportivo cuando le apretamos al límite es más de lo que necesitan los pilotos profesionales. También, lo ideal es que un auto deportivo sea fácil de controlar para un conductor normal”, reflexionó el alemán, en estas bodas de plata que lo unen a Porsche.