Además de pensar en desarrollar en vehículos más eficientes por medio de diseños aerodinámicos y motores llenos de tecnología, Audi ha estado trabajando en la creación de combustibles sintéticos (también llamados e-combustibles) que abarcan tres categorías: e-gas, e-nafte y e-diesel.
En el caso de la e-nafta, (también denominada como e-fuel o e-benzin) la compañía de Ingolstadt ha logrado un importante objetivo, que es producir, por primera vez, una cantidad suficiente de combustible sintético (60 litros) como para llevar a cabo las pruebas iniciales en bancos de motores.
Como buen e-combustible, la e-nafta de Audi tiene muchas ventajas, entre ellas está la no dependencia del petróleo, es compatible con la infraestructura existente y ofrece la perspectiva de un ciclo de carbono cerrado.
Ahora bien, en términos químicos, la e-nafta es esencialmente un iso-octano líquido y se produce a partir de biomasa en un proceso de dos pasos. En el primero, se produce isobuteno gaseoso (C4H8) en una planta de demostración, para luego llegar a la segunda etapa, en la que se utiliza hidrógeno adicional para transformarlo en iso-octano (C8H18). De esta manera, el combustible está libre de azufre y benceno y, por lo tanto, es especialmente bajo en contaminantes cuando se quema.
Como parte de este ensayo, los ingenieros de Audi están examinando ahora la combustión y el comportamiento de las emisiones del combustible renovable en un banco de motores. Como combustible sintético de alta pureza con muy buenas propiedades antidetonantes, la e-nafta de Audi ofrece la posibilidad de aumentar aún más la compresión del motor y así incrementar la eficiencia.
A mediano plazo, los socios del proyecto tienen como objetivo modificar el proceso de producción para que no requiera biomasa; en este caso, el CO2 y el hidrógeno producidos a partir de fuentes renovables deberían ser suficientes materias primas.