Con el objetivo de apuntalar la producción de la nueva generación del Chevrolet Corvette, que se dará a conocer el 18 de julio de 2019, General Motors está agregando un segundo turno en su planta de ensamblaje de Bowling Green. Como consecuencia de esta ampliación en el horario de ensamble, la compañía ha ampliado la plantilla de empelados de la fábrica contratando a 400 trabajadores, por lo que la fuerza laboral supera 1.300 personas.
Desde su apertura hace 38 años, la planta de Bowling Green, encargada de ensamblar exclusivamente el Corvette, ha producido más de un millón de unidades, esto da un promedio de 72 vehículos por día.
Gracias a una inversión de más de USD 900 millones en los últimos ocho años, la fábrica de Bowling Green ha estrenado el taller de carrocería y pintura, así como un centro de desarrollo de rendimiento. Además ha visto una mayor capacidad en la producción de los motores y actualizaciones adicionales en las instalaciones.
A manera de recordatorio, el Corvette vio la luz en 1953. Originalmente diseñado como un auto de exhibición para el Motorama de 1953 en el Salón de Nueva York, fue tal la expectativa que generó este deportivo que General Motors decidió llevarlo a la producción masiva.
La séptima y más actual generación del Corvette se reveló en enero de 2013 en el Salón de Detroit y fue la primera en recuperar la designación de Stingray desde 1976. La producción final de la séptima generación de Corvette se subastará este verano, y las ganancias beneficiarán a la Stephen Siller Tunnel to Towers Foundation.
Esta nueva generación del Corvette, será la más radical de todas y cumplirá finalmente con traer a la realidad una de las ideas que más ha resonado durante la historia del modelo: dotarlo de un motor en posición central.