Manejar una moto deportiva te pinta una sonrisa en la cara, sin dudas. En este caso fue todavía mejor, ya que tuvimos la oportunidad de probar la BMW S 1000 RR en un autódromo.
La tercera generación de la máquina alemana continúa una joven tradición de la marca, cuyo modelo ya cuenta con 10 años de antigüedad. En particular, la flamante moto presenta mejoras en la aerodinámica, el chasis, peso, motor, dimensiones y también el diseño, ya que pierde la asimetría de sus faros. Con lo anterior nos damos cuenta de que es una moto totalmente nueva, no solo un lavado de cara.
Apartado mecánico
La S1000RR cuenta con un motor de cuatro cilindros de 999 cc, que esta vez llega hasta los 207 CV y un torque de 83 Nm, del cual tenemos 73 desde las 5.500 RPM. Es decir, no hay huecos en la aceleración, por lo que es muy lineal y contundente, ni tampoco es tan explosiva como en los modelos anteriores. A estos datos le sumamos un peso de 197 kg en orden de marcha, que se puede reducir a 193.5 con el paquete M que cuenta con llantas de fibra de carbono.
Ya viste que la potencia es una locura, pero la electrónica también juega un papel fundamental en esta moto, gracias a que te ayuda al manejo. De todas maneras no es intrusiva, por lo que uno como piloto asume que lleva el control, pero tenés que tener en cuenta que esta “sencillez de manejo” la gestiona una computadora. La moto redujo sus dimensiones y peso y esto se siente, pero eso lo explicaré más adelante.
Las asistencias que encontramos son cosas como el sistema de frenos ABS Pro, que gestionan nuestra frenada incluso en curva; el Dynamic Damping Control, que controla la suspensión adaptándose al camino en todo momento; y el asistente de cambios, que omite el uso del embrague en ascensos y descensos. Además, en el mapeo de motor ofrece los ya conocidos modos de Rain, Road, Dynamic y Race, donde se modifica la entrega de potencia y ayudas electrónicas. Si esto no es suficiente, con el paquete opcional se suman los modos Race PRO 1, 2 y 3, además del launch control y un simil limitador de boxes, los cuales pueden ser controlados de manera sencilla con la mano izquierda.
Nuestra experiencia de manejo
Esta vez dejaré de lado el manejo en ciudad, ya que es realmente malo. La S1000RR no tiene un buen rango de giro y se calienta mucho a baja velocidad. Además, por su diseño, que apunta hacia abajo y al frente, te duele la espalda y se incrementa el sentir de peso, a la vez que hay que pasar con sumo cuidado por los lomos de burro. Ni hablemos de los baches o pisos rotos... sentís todo.
Como les decía al principio, nos llevamos esta moto al autódromo "Moises Solana" de Pachuca, México. En la ruta que nos dirigió hacia el escenario pudimos haber acelerado, pero la verdad es que hacía mucho frío y se me entumecía todo, así que la llevé tranquilo, o eso creí. Estaba en el modo Road e iba a unas 4.000 RPM (de las 14.600 que soporta), algo que en la mayoría de las motos es relajado, pero que en este caso resultaban 140 km/h y no se sentían, ya que la suspensión trabajaba para que fuera cómodo.
Al llegar al circuito, di una vuelta de reconocimiento y noté que la pista no era apta para una moto. Más allá de la tierra, en los puntos de frenada el pavimento era malo, y ni hablar al pasar por las curvas. Obviamente esto no me dio nada de confianza, pero poco a poco empecé a dar más vueltas, ya en el modo Dynamic, y la suspensión absorbía de gran manera el mal camino.
La estabilidad en curva se hacía presente, así como una aceleración brutal y una frenada sorprendente. Sí, utilizo estos superlativos poco parciales porque es la verdad; realmente impresiona cómo anda y cómo frena. Tanto fue así que, por ejemplo, el mejor tiempo para los autos se lo llevó el Ford Shelby GT500, un monstruo de V8 con compresor de 760 CV y 625 Nm que logró en la recta de 800 metros una velocidad que rondó los 220 km/h, mientras que la S 1000 RR levantó 215 km/h. Nada mal, ¿verdad?