Hace poco más de una semana el ministro de Economía de Francia, Bruno Le Maire, declaró que Renault estaba cerca de desaparecer si no recibía alguna ayuda económica. Afortunadamente para la casa gala, el préstamo llegó.
El Gobierno francés generó una linea de crédito a la compañía de cinco mil millones de euros (USD 5.627.400.000). Este monto, que estará disponible hasta el 31 de diciembre y que podrá ser retirado por partes o de forma completa, ayudará al grupo a solventar sus problemas de liquidez.
Para pagar esta deuda, Renault tiene un plazo inicial de 12 meses, aunque hay una opción -bajo ciertas condiciones- de extender el plazo por otros tres años. El gobierno francés, que actualmente es dueño del 15% del Grupo Renault, será garante de este préstamo por el 90% de su totalidad. Con respecto al crédito bancario, es facilitado por cinco bancos: BNP Paribas, Crédit Agricole, HSBC France, Natixis y Société Générale.
Este plan de emergencia se une a la estrategia que la marca ya trazó con respecto a su producción y desarrollo de productos, como consecuencia del plan de reestructuración que llevará a cabo junto a Nissan y Mitsubishi. Esto incluye el cierre de plantas, recortes en su plantel de empleados (14.600 de 180.000), una capacidad de producción reducida en 700 mil unidades y una reestructuración completa de sus objetivos, que de ahora en más se definen en base al acuerdo alcanzado con las empresas japonesas. Por ende, su prioridad estará en los vehículos eléctricos y comerciales y en la focalización de su liderazgo en mercados como el de Sudamérica o Europa, donde es la representante principal de la alianza. Esto también significa que se retirará de algunos mercados y que en otros contará con una participación secundaria o menor.