Los organizadores de las 500 Millas de Indianápolis, la principal competencia del deporte motor de Estados Unidos, volvieron a realizar cambios en la edición de este año debido a la pandemia del Coronavirus.
La carrera que normalmente se realiza el último domingo de mayo en el óvalo de 2,5 millas (4,02 km), ya se había postergado para el próximo 23 de agosto por lo acontecido con el COVID-19. Luego, por la misma causa, se informó que el Indianapolis Motor Speedway iba a permitir que sus tribunas -que pueden albergar hasta a 500.000 personas- se ocuparían en apenas un 50%.
Los cambios continuaron en junio, mes en el que el porcentaje de público se achicó al 25% siempre y cuando se siguiera un estricto protocolo de seguridad. Sin embargo, en las últimas horas el IMS y la IndyCar, ambas propiedad de Roger Penske desde finales de 2019, informaron que la 104° edición de la mítica carrera se realizará sin público en las tribunas, hecho inédito en su centenaria historia.
"Esta es la decisión comercial más difícil que tomé en mi vida", comentó Penske a la agencia AP, agregando que "no compranos el Speedway por un año sino para las generaciones venideras, por lo que es importante hacer lo correcto".
En concreto, el problema reside en que los casos de COVID-19 se triplicaron en el condado de Marion (donde de ubica el IMS) y la tasa de positivos se duplicó desde el anuncio dictaminado en junio, lo que sentenció a que carrera se realice a puertas cerradas.