Una de las disciplinas que conllevan mayores riesgos y que involucran autos o al menos vehículos con ruedas es la dedicada a los récords de velocidad. Es tal la ambición para lograrlos que se dejan de lado los vehículos convencionales -con los que sería imposible llegar al objetivo- y se desarrollan prototipos especiales y un tanto extravagantes, con la particularidad de que los pueden manejar pilotos de todas las edades. Sí, leíste bien.
El festival de la plusmarca y el "abuelo" ganador
Es tal la pasión y la cantidad de personas que desafían a la velocidad que desde hace décadas existe en los Estados Unidos un evento anual al que los participantes acuden para demostrar sus capacidades en toda clase de vehículos terrestres: el Bonneville Speed Week. Si bien allí se buscan romper récords de velocidad de diferentes categorías, hay una marca que es la más aclamada: la velocidad más alta lograda por un vehículo terrestre.
Al ser superada constantemente, en los últimos años esta plusmarca alcanzó cifras descomunales. Previo a este año la marca para un vehículo con motor a combustión era de Danny Thompson, quien en 2018 y con 69 años registró 722.204 km/h. Si te asombra esta cifra y edad, no sé que vas a hacer cuando te enteres que hace unos días George Poteet, piloto de ¡71 años!, lllegó a los 757.571 km/h, velocidad similar a la de un avión comercial en vuelo.
Para alcanzar la cifra, Poteer y su equipo, el Speed Demon Racing Team, desarrollaron el Speed Demon 715, vehículo que cuenta con una carrocería similar a la de un cohete y es impulsado por un motor Chevrolet de 9.1 L con un par de turbos.