En el Salón Internacional del Automóvil de Frankfurt (IAA) de 1965, Porsche presentó al 911 Targa como el “convertible más seguro del mundo”, gracias a que contaba con una barra antivuelco de unos 200 mm de ancho, techo desmontable y una pequeña lona trasera con ventana de plástico. De esta forma, la marca alemana rompió el estereotipo que había en Estados Unidos que calificaba a los convertibles de peligrosos. En cuanto al nombre Targa, recordaba a la mítica carrera de resistencia Targa Florio, que Porsche había ganado en cuatro ocasiones.
El primer 911 S Targa, restaurado
Después de más de tres años de trabajo exhaustivo, se pudo restaurar el primer Porsche 911 S Targa entregado en Alemania. Su dueño, un coleccionista de vasta trayectoria y fanático de Porsche, descubrió el vehículo en Estados Unidos, y no dudó en comprarlo a pesar de su estado.
El inusual deportivo fue inicialmente utilizado como vehículo de exhibición del concesionario alemán Hülpert (le fue entregado el 24 de enero de 1967), para luego ser vendido a un cliente en Estados Unidos en 1969. El 911 descapotable fue estacionado en un garaje de Long Beach desde 1977 hasta finales de 2016, cuando su actual dueño lo encontró en un estado deplorable, pero íntegro.
“El Targa permaneció durante casi 40 años en un garage sin puertas, cubierto por una lona de plástico. El propietario de aquel entonces parecía haberse olvidado del auto”, dijo Uwe Makrutzki, director de Restauración de Fábrica de Porsche Classic en Porsche AG.
Este primer Targa tiene una ventana posterior plástica en lugar de una de cristal, siendo una de las apenas 925 unidades con esta característica que fueron producidas por Porsche entre finales de 1966 y 1968. Por ello, su reconstrucción resultó un gran reto para el departamento de Restauración de Fábrica de Porsche Classic.
En concreto, la marca admitió que la búsqueda de ciertas piezas resultó extremadamente difícil: “Las réplicas son impensables para nosotros, y por suerte tenemos acceso a nuestra caja del tesoro para casos como este”, dijo Makrutzki. Dicha "caja del tesoro" es ni más ni menos que un almacén con más de 60.000 repuestos originales, pero además los especialistas de la empresa tienen a disposición las fichas técnicas y los planos técnicos iniciales del modelo.
El segundo gran desafío: la cubierta de lona del Targa
“El material actual presenta una composición diferente y es más robusto que el original, por lo que tuvimos que producir una lona visualmente idéntica a la del primer modelo. A pesar de contar con décadas de experiencia, trabajamos gradualmente para lograr una terminación perfecta”, señaló Makrutzki.
Después de alrededor de 1.000 horas de trabajo en la carrocería, el Targa 911 fue pintado a mano con el mismo color que tenía el día de su entrega hace más de 50 años (rojo Polo). Debido a que su dueño no sólo pretende coleccionar el deportivo sino también manejarlo, decidió aplicar una película protectora con un ligero efecto mate, que puede ser removida sin dejar ningún residuo incluso después de muchos años.
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