Henry M. Leland fue un ingeniero estadounidense que en sus inicios trabajó en la industria armamentística y en la fabricación de herramientas. De hecho, todo su conocimiento lo aplicó en el taller de máquinas Leland & Faulconer, y rápidamente se transformó en alguien famoso debido a su ingenio y calidad de trabajo, por lo que al poco tiempo se convirtió en proveedor de motores de la Olds Motor Vehicle Company (Oldsmobile).
Después de que Henry Ford llevara a la quiebra a la Henry Ford Company (la segunda empresa fundada por él), algunos inversionistas encabezados por William Murphy contrataron a Leland con el único objetivo de evaluar la fabrica y las herramientas antes de su liquidación, pero Leland los convenció de que lo mejor era reorganizarse y fabricar un nuevo vehículo impulsado por un motor de un litro que él mismo había desarrollado. Fue así como en 1902 nació Cadillac, empresa enfocada al lujo y cuyo nombre rinde homenaje al oficial del ejército francés Antoine de la Mothe Cadillac, fundador de la ciudad de Detroit. En 1909, la empresa le es vendida a General Motors, y Leland permaneció como su líder hasta 1917, año en el que dejó la compañía tras una disputa interna.
La salida de Cadillac es cubierta rápidamente por la fundación de Lincoln (en honor a Abraham Lincoln), marca con la que empieza a construir el motor V12 Liberty para aviones, teniendo en cuenta que por aquellos años se estaba llevando a cabo la Primera Guerra Mundial. Después del conflicto bélico, la empresa se reorganizó y comenzó a fabricar vehículos de lujo. Aunque Leland demostró ser un excelente ingeniero, su faceta empresarial no fue la más exitosa y tras declararse en quiebra en 1922, Ford compró Lincoln. Así, la historia de Leland terminó donde empezó su historia: alrededor de la órbita de la marca del Óvalo.
Hoy, Lincoln y Cadillac son firmas rivales y que se mantienen en constante lucha por encabezar la máxima expresión de lujo estadounidense. Y pensar que ambas nacieron de las manos de Henry M. Leland, quien falleció en 1932 pero que dejó un legado que perdura hasta nuestros días. Se trata nada menos que del padre del lujo de los vehículos de EE.UU.