Mientras la industria automotriz se estaba recuperando del impacto que produjo la pandemia del Coronavirus en 2020 apareció un nuevo inconveniente: la escasez de chips. Y como ya vimos, un gran número de fabricantes se vieron en la necesidad de suspender la producción.
Al tener que cerrar las fábricas y no lograr el inventario necesario para satisfacer los pedidos de los clientes, el problema podría hacer que la industria pierda 60.000 millones de dólares durante la primera mitad de este año.
Novedades tecnológicas e inconvenientes gubernamentales, grandes protagonistas
En su momento, te contamos que la falta de chips se debía a decisión de los productores de este elemento vital de encauzar sus ventas hacia las empresas tecnológicas, a los que por el confinamiento incrementaron su demanda. En este sentido, incidió el lanzamiento de consolas de videojuegos tanto de Sony como Microsoft, que demandaron chips más sofisticados que nunca.
Por otro lado, también influyó la guerra comercial entre el expresidente Donald Trump y China. Algunos analistas creen que la inclusión en la lista negra de Huawei Technologies por parte de la administración Trump llevó a que el importante fabricante de teléfonos inteligentes generase una enorme reserva de chips que nunca despachó.
La solución de Toyota
Ya sabemos que marcas como Ford, General Motors, Stellantis, Volkswagen y Honda parecen haber sido los más afectados. Sin embargo, Toyota no sintió tanto la escasez debido a que ya estaba preparada a imponderables, gracias a que aprendió de lo acontecido en 2011 con el terremoto y posterior tsunami que azotó a Japón.
¿Qué evitará otra escasez de chips?
No hay soluciones rápidas, pero los fabricantes de chips parecen estar preparándose para enfrentar los futuros desafíos. Por lo pronto, muchos de ellos invertirán millones de dólares para expandir su producción. También hay gobiernos, como el de Estados Unidos, que harán lo propio para no depender de chips fabricados en el extranjero.