Si bien hoy es común personalizar los automóviles en un taller de tuning, antes esta practica era realizada por muy pocas personas. Se puede decir que desde la década de 1930 se comenzaron a “tunear” los vehículos en Estados Unidos, esto con el objetivo de que resaltaran de los demás.
Aunque esta practica no era del todo popular, el paso del tiempo permitió que surgieran más talleres y personas especializados es customizar los autos.
George Barris el creador del Batimóvi
Para tener una idea de cómo era el tuning de hace algunas décadas basta detallar uno de los proyectos de los hermanos Sam y George Barris, siendo el segundo famoso la creación del Batimóvil-.
Si bien en sus inicios los hermanos Barris personalizaron un gran número de vehículos, principalmente hot rods, se destaca este proyecto de 1952: el Mercury 1951.
Por encargo de un cliente llamado Bob Hirohata, Sam y George Barris personalizaron el auto de una forma radical, sobre todo para la época.
Mercury 1951
El tuning logrado en este Mercury logró que el vehículo se convirtiera en una obra de arte atemporal e inolvidable. Todo comenzó en 1952 con la entrega del vehículo en el taller de los hermanos Barris en Lynwood, California, donde Hirohata les indicó a Sam y George que "hicieran todo lo posible" en la personalización de su automóvil.
Eso es exactamente lo que hicieron, convirtiendo el automóvil en una máquina completamente nueva como ninguna otra antes en tan solo 97 días.
Con el trabajo de diseño de George, Sam Barris primero quitó los pilares B y luego soldó el marco superior de las puertas al techo, creando el primer rediseño de techo rígido Mercury 1949-1951.
Con cuatro pulgadas (101mm) retiradas de la altura del techo en la parte delantera y siete (casi 118 mm) en la parte trasera, el auto adquirió una apariencia muy aerodinámica, especialmente con la ventanilla trasera original inclinada para que coincidiera con los cambios en la línea del techo.
Un cambio del pilar A fue seguido por una nueva forma de la puerta y un parabrisas a tope de tipo V. Luego vino la decisión de George de alargar los guardabarros frontales, agregando las luces delanteras de Ford y luces traseras de Lincoln. Su diseño se hizo más fluido al retirar las molduras cromadas de fábrica, las manijas de las puertas y los rieles. También se rediseño la tapa del baúl, el capó y la parrilla.
Para culminar el trabajo exterior, la carrocería fue pintada en un verde de dos tonos:: verde hielo pastel en la parte superior y verde orgánico más oscuro debajo de la línea de corte;. Remataronneumáticos de cara blanca y tapas de llanta de Cadillac.
En el interior se destacan los tapizados en blanco y verde, las perillas de plástico personalizadas y la tapa de la guantera personalizada.
Camino a la fama
Después de salir del taller, el Hirohata Mercury Custom de 1951 hizo su debut en el Motorama organizado por Petersen, donde fue nombrado el ganador de su categoría, llegando a ser portada de MotorTrend.
Tras su éxito en Motorama se convirtió en el auto del diario de Hirohata.
Para sumar más popularidad, George Barris hizo los arreglos para que el auto apareciera en la película “Runnin 'Wild”, con Mamie Van Doren, y también volvió a pintar el área superior en verde palta para mejorar el contraste de la carrocería. Así apareció cuando Hirohata lo vendió a finales de 1955.
Su siguiente dueño, Jim McNeil, lo almacenó y años después más decidió restaurarlo para dejarlo como en 1952. En 1996 volvió a aparecer en exhibiciones tras pasar un largo tiempo guardado y reparado. En su nueva etapa, fue una estrella en la exhibición Customs Then and Now 2011, en el Grand National Roadster Show y fue enviado a la conocida Custom Motor Show de Elmia, Suecia, en abril de ese año.
Renovado para su entrada por invitación en el Concurso de Elegancia de Pebble Beach en 2015, el auto, que conserva el motor Cadillac 331 CI OHV V-8 de 1953 con tres carburadores Stromberg y todos los trucos especiales de los hermanos Barris, ganó una serie de premios.
Poco después, el Hirohata Mercury se agregó al Registro Nacional de Vehículos Históricos y se exhibió durante una semana en el National Mall en Washington DC, y luego viajó al Museo Petersen en Los Ángeles, donde se presentó nuevamente al ansioso público.
Distinguido por su belleza eterna y su diseño, este auto está valuado en más de un millón de dólares por la casa de subastas Mecum Auctions.