Cuando hablamos o pensamos en Nissan lo primero que nos viene a la mente es el legendario Nissan GT-R, los Skyline R34 y R32 y a los autos de la familia Z. Esos modelos no terminaron siendo tan buenos solo por arte de magia, hubo un trabajo impresionante de desarrollo, prueba y error, que los ingenieros japoneses ejecutaron hasta dar en el blanco. En el camino crearon hasta el MID4, un superdeportivo que pudo haber llegado mucho antes que el genial Honda NSX.
Tras la Segunda Guerra Mundial, Japón luchó muy fuerte por reconstruirse y recuperar su economía, por eso sus ingenieros se enfocaron en hacer productos duraderos y accesibles.
La crisis petrolera de los '70 hizo que la marca solo pudiera enfocarse en autos razonables, ligeros y eficientes, dejando de lado cualquier rastro de la emoción que tuvieron en su momento varios de sus modelos.
Era claro que la marca estaba en crisis y necesitaba un cambio de ritmo. Para encontrar un nuevo horizonte, Yutaka Kume fue elegido como presidente de la marca, aunque nadie esperaba que su visión de éxito se enfocara tanto en el área del deporte motor.
Kume creó al proyecto/equipo 901, un grupo de ingenieros encargados de desarrollar un nuevo auto que aprovechara el impulso tecnológico de Japón para demostrarle al mundo que Nissan era algo más que solo autos racionales y eficientes.
En primera instancia apareció el Nissan Skyline GT-R R31 que no hizo un mal trabajo. En campeonatos locales logró varios buenos resultados, sin embargo, cuando el Grupo A japonés empezó a recibir competencia desde Alemania, con BMW y su M3 E30 o de Estados Unidos con los Ford Sierra Cossworth, el R31 no podía mantener el paso.
El grupo 901 puso manos a la obra y sabía que si querían impresionar, debían llevar todo al limite, y es así como terminaron desarrollando al Nissan MID4, que presentaron en el Salón Internacional de Frankfurt de 1985.
El MID4 era un superdeportivo de 4.100 mm de largo, pero que incorporaba un nuevo motor colocado en el centro, el famoso “VG30DETT”, un V6 de unos 232 CV, que al trabajar en conjunto con la carrocería ligera de 1.230 kg del MID4, podía impulsar al auto hasta los 250 km/h.
En el nuevo modelo también se destacaba el llamado ATESSA E-TS, un sistema de control de tracción electrónico que gestionaba el nivel de poder que enviaba a cualquiera de los ejes a través de acelerómetros y medidores de par en cada rueda Lo interesante del nuevo sistema era lo rápido que podía calcular lo necesario para permitir que el auto rotara con control al entrar a la curva y que al salir pudiera acelerar mucho antes. Un punto a notar es que el Sistema ATESSA, en vez de tener la tracción activa en las cuatro ruedas siempre, solo mandaba poder al eje delantero cuando detectaba pérdida de tracción en las ruedas raseras.
La propuesta fue tan buena que muchas personas quisieron reservar el auto, sin embargo, Nissan sabía que su MID4 aún podía mejorar más. En 1986 nació uno de los deportivos más icónicos de la historia, el Porsche 959, y la marca japonesa incluso compró uno para hacer ingeniería reversa con él y aprender de su desarrollo.
El equipo mejoró al auto y lanzaron el nuevo Nissan MID4-II. Esta segunda iteración del concepto no solo era más grande, pesaba casi 200 kg más, hasta llegar a los 1.400 kg y sumó dos turbos al motor V6 VG30 lpara llevar el poder a 333 CV.
El nuevo deportivo recibió suspensiones de doble horquilla en el frente y multilink atrás, estrenó un sistema mejorado del control de tracción total ATESSA y, como si fuera poco, implementaron el sistema HICAS, que en pocas palabras fue una interpretación temprana de los ejes traseros direccionables.
Con todos sus desarrollos, el Nissan MID4-II pudo haber superado al Honda NSX y, probablemente, estar a la altura de muchos Ferrari y otros deportivos icónicos de la época. Su velocidad punta era de 295 km/h y podía acelerar de 0-100 km/h en solo 4,9 segundos. Desafortunadamente, producirlo en masa era tan caro que el precio al público sería casi imposible de pagar, y para que tuviera un valor justo, con cada auto vendido, Nissan perdería utilidades.
Si bien lo anterior impidió que Nissan lo ofreciera, muchas de sus innovaciones llegaron a modelos que marcaron época: por un lado, el motor VG30DETT dio vida al Nissan 300ZX y después fue adaptado para impulsar decenas de modelos de la marca por más de una década.
Los sistemas de tracción ATESSA y de eje trasero direccionable se combinaron con la familia de motores RB26DETT para crear al mítico Nissan Skyline GT-R R32. Con esta combinación Nissan dominó el campeonato nacional de Grupo A, aplastando por años consecutivos a las propuestas de Toyota, Ford, BMW y Volvo. Incluso, en una competencia similar en Australia, fue tan dominante, que los equipos se unieron para pedir que se prohibiera el uso del R32 para separarlos de los Holden y los de la marca del óvalo, razón por la que nació el campeonato de los V8 Supercars.
Ahí mismo, en Australia, los periodistas deportivos le dieron el apodo de Godzila al GT-R R32, debido a la manera con la que dominaba y destruía a su competencia. Es así cómo el sacrificio del MID4 dio parte de la clave que hizo tan importantes a otros modelos de la marca.