Hace poco, en un video de nuestro Canal de Youtube alguien nos comentó sobre los cinturones de seguridad y lo poco que parecen haber evolucionado respecto de los autos y sus demás sistemas. Tengo una respuesta rápida: equipo que gana no se toca, y una larga, que va a ser el resto de esta nota.
Antes de seguir, explico: aunque sea algo no tan tecnológico como las modernas ADAS, el cinturón de seguridad tiene muchos componentes que no vemos; y más allá de eso, es la herramienta de seguridad pasiva más efectiva que hay, tanto que si no está abrochado, los airbags no se despliegan. Pero detrás de esa simpleza y efectividad hay una historia y desarrollos que repasar.
Los primeros cinturones de seguridad
Así como otros tantos inventos o soluciones, los cinturones de seguridad nacieron en la industria aeronáutica y luego pasaron a los autos.
La historia empieza con el Tucker Torpedo (1948), siguió como opcional en Ford a partir de 1956 y se volvió de serie en Volvo a partir de 1959. En la marca sueca además se sumó un adelanto, pasó a ser de tres puntos “frenando” el tórax, además de las caderas.
A partir de ese momento, y más allá de algún cambio en las fijaciones y hebillas todo parece haber seguido bastante parecido, aunque se fueron sumando soluciones como los sistemas retráctiles, que enroscan la correa por nosotros y que además dan movimiento al cuerpo trabando solo cuando la aceleración del mismo (o desaceleración del vehículo) es muy repentina.
Otras mejoras fueron el pretensor y el aliviador de esfuerzo. El primero tira de la correa ante un impacto, dejando el cuerpo lo más inmovilizado posible, el segundo cede ligeramente para amortiguar el latigazo del golpe.
Otras novedades son, por ejemplo, la regulación en altura en el pilar B, lo que ayuda a que no moleste en el cuello, pero sobre todo a que el cinturón agarre el cuerpo en el lugar indicado y no se zafe. Finalmente están las butacas anti submarining, que evitan que el cuerpo se “escurra” por debajo de la cinta pélvica.
Cinturones automáticos
Hace un tiempo publiqué en mi Instagram (@hernandoprimo) un reel dónde subía a un viejo Nissan con cinturones automatizados y me preguntaba por qué no se hicieron más.
Las respuestas llegaron de la mano de los seguidores (agradezco mucho a los que buscan aportar y no simplemente marcar errores) y el primer problema es que estos sistemas se ven como de tres puntos, pero carecen de la parte de ajuste en la cadera.
Sistema anti submarining, hoy es una norma, pero en su momento representó un gran avance
Otro problema asociado con los cinturones “automáticos” es que podían fallar, eran más endebles o simplemente se podían desactivar en caso de que la puerta se abriera.
Mención aparte son los alcanza cinturones, como el que tenía la segunda generación del Mercedes CLK con un bracito extensible que evitaba la necesidad de estirarte para buscar la hebilla.
¿Por qué es tan importante usar el cinturón de seguridad?
Creo que estas cosas ya no se discuten, pero me acurdo que alguien siempre contaba que el primo del cuñado de la suegra del vecino… (etc.) había tenido un accidente en el que el vehículo se incendió o le pasó por encima un tren, pero se salvó al salir volando del auto por no usar el cinturón.
Es muy probable que al primo del largo etcétera se haya salvado por eso, pero las estadísticas muestran que más gente murió por los golpes del impacto o en el aterrizaje forzoso luego de salir volando.
¿Por qué no se inventó nada que los reemplace?
El mensaje original que alguno de ustedes compartió con nosotros en nuestras Redes Sociales
Primero porque la efectividad es muy alta, segundo porque se intentó hacerlo con una tecnología muy común de hoy en día. El airbag nació como reemplazo del cinturón y de hecho originalmente eran más grandes, pero no lograban atajar al cuerpo que, disparado a velocidad, se escurría por su superficie o golpeaba otras cosas y personas en el camino.
El airbag solo es peligroso, imagínate a tu cara yendo a toda velocidad contra algo que viene inflándose a toda velocidad en sentido contrario y que está lejos de ser una suave alomada. Por otro lado, si el cuerpo está lo más fijo posible, entonces es más fácil que el airbag lo “ataje” correctamente maximizando su efectividad al amortiguar el golpe.
En gran parte debido a lo anterior, los airbags no se despliegan si no tenés puesto el cinturón, y sus censores trabajan en conjunto para hacer una labor conjunta.