Hace poco más de 100 años, exactamente el 3 de agosto de 1924, en el Grand Premio de Lyon, debutó el Bugatti Type 35, uno de los modelos más icónicos de la marca francesa, que actualmente sigue inspirando la dirección de los nuevos hiperdeportivos de la firma, por lo que de no haber existido, quién sabe cuál hubiera sido el rumbo de la marca, y hoy te vamos a estar contando un poco de su historia.
Bugatti Type 35: donde empezó todo
La competencia de Lyon-Givors era famosa en todo el mundo y convocaba más de 100 mil espectadores y a lo largo de 500 millas (unos 800 kilómetros) y 35 vueltas, (alrededor de siete horas), las marcas no solo demostraban su velocidad, sino también fiabilidad, y por eso, Bugatti creía que era el mejor entorno para el lanzamiento de sus nuevos autos.
Al parecer. a Ettore Bugatti no le alcanzaba con siete horas de competencia, así que pidió que los Type 35 fueran conducidos ida y vuelta, desde la fábrica de Molsheim hasta la carrera, por vías públicas, es decir, un viaje de cinco horas en cada sentido. Los Type 35 llegaron sin problemas a Lyon, pero la carrera no fue tan sencilla, ya que hubo problemas en un componente sobre el que Bugatti no tenía control: los neumáticos.
Una falla en la fabricación en los neumáticos hizo que muchos autos tuvieran que retirarse, pero luego de que uno de ellos consiguiera la vuelta más rápida de toda la carrera.
Las pruebas en la intensidad de una carrera automovilística como el Gran Premio de Lyon permitieron que Ettore Bugatti identifique los puntos débiles del Type 35 y mejorarlos, una fórmula que continuó aplicando a medida que el modelo evolucionaba durante sus seis años de producción.
Durante su periodo de actividad, este auto de carreras de proporciones y diseño sublime consiguió unas 2.500 victorias en múltiples disciplinas, como carreras tipo rally, pruebas de velocidad y ascensos.
En la competición más exigente de la época, la Targa Florio de Italia, el Bugatti Type 35 brilló con más fuerza, con cinco victorias consecutivas entre 1925 y 1929, un récord que se mantuvo hasta la última Targa Florio, celebrada en 1977. Fue un logro automovilístico tan asombroso que se sigue celebrando hoy en día.