
Desde que comenzamos esta sección Autos Clásicos de Argentina en 2024, fuimos repasando la historia de diversos vehículos producidos en nuestro país, y ahora, toca remontarnos adonde todo empezó a principios del Siglo XX.
Si bien en Argentina se importaron algunos vehículos a fines del Siglo XIX y se produjeron algunos otros artesanales, entre 1911 y 1912, se presentó el primer auto de producción en serie del país, de la mano de Anasagasti, y a continuación, te contamos su historia.
La historia de Anasagasti
Horacio Anasagasti fue un ingeniero argentino reconocido por su interés en el mundo de los autos, con varios hitos en nuestro país, entre ellos:
- Fue uno de los fundadores y el primer vicepresidente del Automóvil Club Argentino (ACA)
- Formó parte de la primera comisión directiva del Touring Club Argentino (TCA)
- Recibió una beca para capacitarse seis meses en la fábrica de Isotta Fraschini
- Se alió con Ricardo Travers y José Gálvez para representar a Fraschini, Gobron-Brillié y Grégoire en Argentina
- Distribuyó llantas con rayos de madera Stepney, los neumáticos Hutchinson, y más
En 1909, Horacio se desligó de sus socios y fundó “Horacio Anasagasti y Cía. Ingenieros Mecánicos”, abriendo una fábrica en Av. Alvear (lo que hoy es Av. Libertador). Si bien Anasagasti en un principio se centró en los motores de autos, aeronaves y maquinaria agrícola, su objetivo era ambicioso pero claro: quería tener el primer auto argentino de producción en serie.
En 1910, Anasagasti presentó en la Exposición Internacional de Ferrocarriles y Transportes Terrestres algunos de los componentes que utilizaría para producir vehículos en Argentina, incluyendo una caja de cuatro relaciones y un motor de cuatro cilindros en línea, ambos diseñados y construidos por él, utilizando acero importado, y fueron premiados con el máximo galardón de la sección automovilismo de la muestra.
Con el motor y la transmisión ya pensados, Horacio viajó a Europa para buscar proveedores para el vehículo, y a su regreso, se puso manos a la obra, terminando el primer prototipo para mediados de 1911, aunque decidió reemplazar el impulsor argentino por uno francés. En principio, Horacio quería producir sus vehículos utilizando componentes importados principalmente de Italia y Francia, y con el tiempo iría reemplazándolos por elementos nacionales
La presentación del auto de Anasagasti fue en la carrera Rosario-Córdoba-Rosario en septiembre de 1911, mientras que en enero de 1912 fue su lanzamiento al público.
Así eran los autos de Anasagasti
Al momento de su lanzamiento, el auto de Anasagasti se ofrecía en dos opciones de carrocería: Phaeton (convertible de cuatro asientos) y “Laundalet” (deportivo biplaza), ambas con una puerta lateral delantera, y más adelante se ofreció la opción de uno o dos vidrios.
A nivel mecánico, los Anasagasti usaban un motor francés Ballot de cuatro cilindros en línea, refrigerado por agua, y de 2.125 cc, que según la versión podía entregar 12 o 15 CV.
Uno de los grandes atractivos de los autos de Anasagasti es que se podía comprar por cuotas, siendo una alternativa interesante para los clientes, aunque más abajo te contaremos por qué terminó siendo un tiro por la culata.
Los Anasagasti que brillaron en Europa
El automovilismo es una de las maneras más interesantes y efectivas (si sale bien) para promocionar una marca o un vehículo; lo vimos con categorías como el TC y el TC2000, entre muchas otras, y Horacio lo entendió a la perfección.
Con la idea de demostrarle a la gente que sus vehículos eran igual de buenos y confiables que los importados, entre 1912 y 1913, Horacio decidió inscribir sus autos en diversas competencias importantes europeas.
La primera aparición de Anasagasti en Europa fue en la competencia Paris-Madrid, de 1.515 km de longitud, en la que participó con un modelo de 12 CV y no solo terminó la carrera sin penalizaciones, sino que la ganó.
Dato curioso: algunos medios afirman que, luego de ganar la competencia, Anasagasti le regaló el auto vencedor al Rey Alfonso XIII de España, quien era un aficionado por la mecánica, y esta unidad habría quedado guardada hasta su desaparición en la Guerra Civil española.
Entre otras competencias en las que Anasagasti participó, en agosto de 1912 formó parte de una carrera en Calais, Francia, de la que se desconoce su resultado, mientras que, en septiembre de ese año, el ingeniero inglés Brown participó del Rally de San Sebastian con un Anasagasti de 15 CV, y ganó.
Por último, los autos de Anasagasti también brillaron en el Tour De France, la carrera más exigente de aquel entonces, de 12 días de duración y 5.500 km de recorrido, y dos de los tres vehículos que participaron terminaron entre los mejores.
El fin de Anasagasti
Si bien los autos de Anasagasti parecían ir por buen camino, la realidad es que, a pesar de haber sistematizado la construcción como había hecho Henry Ford con el Modelo T, sus autos se produjeron por poco tiempo y se estima que solo se hicieron 50 unidades.
La producción terminó en 1915, teóricamente por dos razones: la primera fue el estallido de la Primera Guerra Mundial, que provocó que se cortara el suministro de las partes importadas de Europa, y, por otro lado, porque la “financiación” en cuotas terminó siendo un dolor de cabeza para la empresa, ya que había demoras en los pagos, y la situación financiera de la compañía se complicó.
Curiosamente, Anasagasti tuvo un trato particular con sus empleados, quienes cumplían jornadas laborales de ocho horas diarias (todo un suceso por ese entonces), y a pesar de que la mayoría eran inmigrantes, como Horacio manejaba idiomas como inglés, italiano, y francés, se podía comunicar con facilidad. Como recompensa por su buen trato, los empleados siguieron trabajando para él sin cobrar hasta 1916, cuando Horacio desmanteló la empresa.
Si bien se desconoce si todas las unidades fabricadas siguen con vida, se sabe de dos: una peculiar variante con caja de carga, que fue donada a la Escuela Militar de Aviación de El Palomar, y se puede ver en el Museo Aeronáutico de la Base Aérea de Morón, y otra que es propiedad del Club de Automóviles Clásicos de la República Argentina (CAC), y fue reconstruida a detalle.
Si por alguna razón de la vida tenés una anécdota con un Anasagasti, podés contarla en nuestras redes sociales, como siempre, generando un espacio de charla y sin agredir.
Oportunidades de compra
